Restaurante familiar, de la saga de José, el padre, ahora lo llevan Pablo y sus hermanos. Reformado y convertido de chiringuito a restaurante.

Traído directamente desde la lonja cada día y con barca propia, la familia Sánchez logra la excelencia en este restaurante #losmarinosjose, referente ya en cualquier visita a la Costa del Sol. Pablo Marín se deshace en tener el mejor género en su local, con varios salones para celebraciones y grupos. El mostrador de la entrada ofrece el producto del día, los mejores pescados y mariscos seleccionados directamente para llegar a la mesa con su mejor cocción. Recomendados por Pablo iniciamos el ágape, tras los boquerones en aceite, con la secuencia de la quisquilla, marinada, a la plancha y en tartar, tres deliciosos bocados jugosos, llenos de matices y perfectos para el inicio. El tartar con el caviar como colofón es uno de los puntos de inflexión del menú…

La gamba a la plancha, roja de Santa Pola y blanca de Fuengirola logra la explosión del crustáceo en dos apreciaciones distintas y complementarias.

La propuesta sigue con una selección de fritura (calamar, salmonete y gambita de cristal) ligera, crujiente y apenas grasienta, una maravilla. Y nos decantamos por un besugo al horno, un pescado que especialmente me encanta y que pocas veces podemos degustar ya en restaurantes. La guarnición de tomate, pimiento y patata al horno se convierten en el mejor acompañamiento para una pieza sabrosa y perfectamente horneada.

El negocio lo regenta parte de la familia y el trato cercano y eficiente se nota en el plato, en el cariño con el que lo ofrecen y sirven y la cercanía en el diálogo con el comensal. Eso lo convierte en un lugar dónde ir a comer habitualmente, de esos en los que se come con la misma comodidad que en casa. La tarta de queso y la “piña colada” de postres ponen el punto dulce a un ágape digno de conservar en la memoria.

La carta de vinos es amplia y extensa y las propuestas variadas. Y cada visita supone dejarse llevar por la calidad del mejor producto de la zona y el buen hacer de los Sanchez, que con dos soles Repsol mantienen viva la esencia familiar aunada con la mejor forma de cocinar el mejor producto.


Family restaurant, started by José, the father, now run by Pablo and his siblings. Renovated and converted from a snack bar into a restaurant.

Brought directly from the fish market each day and using their own boat, the Sánchez family achieves excellence at their restaurant #losmarinosjose, now a must on any visit to the Costa del Sol. Pablo makes sure to get the best products, and the space includes several rooms for celebrations and groups. The display case at the entrance shows the catch of the day: the best fish and seafood selected in person to arrive at the table cooked to perfection. Following Pablo’s recommendations, we started the feast, after the anchovies in oil, with the sequence of shrimp – marinated, grilled and tartare – three deliciously juicy bites full of nuance, and a perfect way to begin. The tartare crowned with caviar is one of the menu’s defining moments.

The grilled prawn, red from Santa Pola and white from Fuengirola, explode this crustacean in two different and complementary interpretations.

The meal continues with a fish fry (squid, red mullet and glass shrimp) that is light, crunchy and not greasy at all, in short: wonderful. We decided on the roasted sea bream, a fish I especially love and that we don’t often find in restaurants anymore. The garnish of tomato, pepper and baked potato is the ideal accompaniment for the flavorful and perfectly cooked fish.

The business is run by part of the family, and the friendly and efficient service is evident in the food, in the care with which it is offered and served, and in the friendly chat with diners. It’s a place to become a regular at, where you dine as comfortably as at home. The cheesecake and the “piña colada” for dessert put a sweet touch on a feast worth remembering.

The wine list is long and extensive with a wide variety. And each visit sweeps you away with the quality of the best local products and the expertise of the Sanchezes, who with two Repsol suns keep the family essence alive while cooking the best products perfectly.