Escogido restaurante favorito por los españoles en 2021. Lleva abierto desde hace casi 30 años. 1 Estrella Michelin y 3 Soles Repsol.

La historia de este lugar tiene casi 30 años. Y está más vigente y viva que nunca. Viajar a Vic, una localidad a apenas 50 minutos de Barcelona es liturgia para muchos y maravillosa ocasión para nosotros para vistar a buenos amigos. De los de verdad. @anna_orte y @nandujubany_oficial, Anna y Nandu, una pareja de las más longevas, queridas y admiradas por nosotros en el mundo gastronómico. Son sencillos, humildes, incansables trabajadores y magníficos anfitriones y regentan uno de los lugares con más alma, tradición y calidez del país. Sin duda.

Can Jubany es su casa, su cuarto hijo, el hermano mayor de Eudald, Gil y Lluc. El lugar que les vio crecer y que rememora recuerdos familiares como un libro con historia propia. Comer en Can Jubany es sentarse junto a la “llar de foc” con una manta, una copa de buen vino y degustar la vida. Bocados de cocina catalana, de producto, de tradición y de buen hacer. De pasear por Catalunya y de dejarse llevar por el extenso y laborioso trabajo de un chef que con restaurantes en Formentera, Andorra, Barcelona y uno de los mejores caterings que yo he probado jamás, tiene un equipo de primera y un nivel único.

Probamos la oliva arbequina, el homenaje al cerdo, el magnífico guisante del Maresme con erizo de mar, la piel de pollo en crujiente (¡qué delicia!), los gnocchis de patata con crema iberica y trufa negra (¡qué gran acierto visitar el lugar en época de trufa también!), el canelón de pularda con crema de foie, las angulas al pil pil con cogollo a la brasa (maravilloso bocado fresco y crujiente) y culminamos con el arroz seco de espardeñas y el filete de ciervo. Platos nacidos de la tradición culinaria catalana con ese toque tan Jubany que le confiere una sensación de estar en un lugar único. La parte dulce es tan contundente y convincente como la salada. La piña colada a su manera y el imprescindible babá de brioche con vainilla y ron quemado con helado de nata. Creo que el mejor que he comido en años. Quizás el mejor de mi vida….Y alerta los golosos….La caja de Petit Fours es una preciosa minihistoria de cuento, dulces y alegría para terminar con la mejor de las sensaciones…

Nandu es cercano, amigable. El hombre de la eterna sonrisa y el amor por su “morena” y su família. Una sonrisa y una cercanía que esconde a veces sombras como la depresión que confesó haber sufrido hace unos años y que superó a base de trabajo y amor. Por lo que hace, por los suyos y por seguir siendo un trabajador incansable. Visitar su casa es conocer su forma de ser, adentrarse en un lugar que huele y sabe a hogar. Y suena a “Boig per tú”, una de sus canciones favoritas…


Selected by Spaniards as their favorite restaurant in 2021. Open for nearly 30 years. 1 Michelin Star and 3 Repsol Suns.

The history of this place dates back nearly 30 years. And it’s more present and alive than ever. Traveling to Vic, a town just 50 minutes from Barcelona, is practically a sacred rite for many and a wonderful opportunity for us to visit good friends. The real ones: Anna (@anna_orte) and Nandu (@nandujubany_oficial), one our most enduring, beloved, and admired culinary-world couples. They are simple, humble, tireless workers, and fantastic hosts, and they helm one of the places with the most soul, tradition, and warmth in our country. There’s no question.

Can Jubany is their home and their fourth child, the older brother of Eudald, Gil, and Lluc. It saw them grow up and evokes family memories like a book with its own story. Dining at Can Jubany is sitting down alongside the “llar de foc” with a tablecloth and a glass of good wine, and enjoying life through bites of Catalan cuisine, product, tradition, and expertise. It’s exploring Catalonia and getting swept up in the extensive and painstaking work of a chef who — with restaurants in Formentera, Andorra, and Barcelona and one of the best catering companies I’ve ever tried — has a singular top-level team.

We tried the Arbequina olive, the tribute to pork, the wonderful Maresme peas with sea urchin, the crispy chicken skin (what a treat!), the potato gnocchi with Iberian cream and black truffle (a great idea to come during truffle season!), the poulard cannelloni with cream of foie gras, the elvers in pil-pil sauce with grilled baby gem lettuce (a wonderfully fresh and crunchy bite), and finished with the dry rice with sea cucumber and the venison fillet. These are dishes born from the Catalan culinary tradition with that Jubany touch that lets you know you’re in a singular place.

The desserts are just as compelling and strong as the savory dishes. The restaurant’s version of piña colada and the essential vanilla-brioche rum baba with ice cream was probably the best I’ve eaten in years. Perhaps the best of my life. Note for those with a sweet tooth: The box of petit-fours is a beautiful mini fairytale of sweets and joy to finish on cloud nine.

Nandu is personable and friendly, a man of eternal smile and love for his wife and their family. It’s a smile and a disposition that sometimes obscures shadows like the depression he admitted to suffering a few years back and which he overcame through work and love. For what he does, for his loved ones, and for continuing to work tirelessly. Visiting the restaurant is getting to know his way of being and stepping into a place that smells and tastes of home — and sounds of “Boig per tú,” one of his favorite songs.