Expertos en frituras. Han dado conferencias y participado en congresos al respecto. Abren sólo a mediodía.

De la mano de nuestro querido @rafazafra_ y con 30 años de apertura a sus espaldas, el restaurante Alhucemas es uno de esos templos clásicos en Sevilla que, todo buen gourmet que se precie, debería conocer. Allí grandes chefs conocieron las técnicas de las frituras de los pescados, una de sus especialidades, y la forma de preparar los pinchos morunos, otro de sus grandes bastiones. Más adelante lo detallo…

El viaje desde Sevilla vale la pena. Son unos 40 minutos que culminan en este local, regentado desde mediados de los 90 por Miguel y Teresa, los alma mater del oficio y el restaurante. Su hijo Miguel en sala acompaña y dirige el servicio.

La guía de Zafra nos conduce por el sendero de los platos más icónicos. A destacar la maravillosa y sabrosa ensaladilla de bogavante y las perfectas chirlas en aceite de oliva. Tan sencillo y tan complicado a la vez. Pruebo por primera vez las cigalas fritas con mayonesa del coral de la propia cigala. Me maravilla su textura y punto final. Miguel selecciona diariamente los mariscos y pescados más frescos para servir en sus mesas, dónde la calidad y el producto toman la excelencia que tanto se añora hoy en día y tantos persiguen. Aquí fríen el pescado de forma especial, con delicadeza y sin apenas capa grasienta. Destaca la sencillez en sus presentaciones, propia de un lugar de esos de toda la vida dónde lo que prima es la calidad por encima del diseño.

Mención propia merecen los pinchos de cordero. De una melosidad y tan tiernos como especiados y sabrosos. Miguel conoce bien la técnica. Nació en Alhucemas (Marruecos) y allí aprendió la tecnica de las especias y las cocciones que ofrece en su propia tienda de especias y en algunas recetas de cous cous o pinchos que son únicos en la zona. Jamás probé unos tan deliciosos.

Rematamos la comida (sólo abren a mediodía) con otra de las especialidades, el arroz. Nos decantamos por el arroz a banda de marisco. Impresionante el punto y el sabor del grano. No sólo se comen buenos arroces en la zona levantina, coincidimos en comentar varios comensales…

Los postres, de elaboración propia, cumplen con el mejor de los cierres. Pruebo por primera vez también la poleá (un postre típico de la zona de Sevilla, Cádiz y Huelva a base de harina, aceite y leche, denominadas popularmente gachas dulces). Buenísimo el tiramisú y el postre gallego mezcla entre tarta de queso y tocino de cielo.

Comentan los dueños que se retiran. Que Alhucemas no seguirá y parece que cerrará en breve… lugares así no deberían cerrar nunca, deberían ser perpetuos. Toca, nueva y lamentablemente, despedir a un clásico que sigue siendo fuente de la que beben actuales y futuros chefs. Un privilegio haber sido testigo de su arte…


Experts in fried food. They have given talks and participated in conferences about it. They are only open for lunch.

Recommended by our dear friend Rafa Zafra (@rafazafra_ y) and with 30 years of experience, Alhumecas is one of those classic temples in Seville that anyone who considers themselves a gourmet must know. There, great chefs have learned the techniques of frying fish — one of their specialties — and the methods for preparing “pinchos morunos” skewers with Moroccan spices, another of their great strongholds. I’ll get to those later.

The trip from Seville is worth it. It’s 40 minutes to the restaurant, run since the mid-90s by Miguel and Teresa, who are the driving forces behind its expertise and business. Their son Miguel now heads up the service in the dining room.

Zafra guides us through the most iconic dishes. Highlights include the marvelous and delicious lobster potato salad and the perfect baby clams in olive oil —so simple and so complex at the same time. I tried fried Dublin Bay prawns with mayonnaise made from their own roe for the first time. The texture and finish are fantastic. Miguel selects the freshest fish and seafood daily to serve at their tables, where the quality and products achieve that excellence so longed for and aspired to these days. Here, they fry the fish in a special way, with finesse, and barely any greasy coating. The dishes stand out for their simplicity, as is typical of such classic places where quality outweighs design.

The lamb skewers deserve special mention. They are as creamy and tender as they are spicy and delicious. Miguel is very familiar with the technique. He was born in Alhucemas (Morocco), where he learned to work with the spices and dishes he offers in his own spice store and in some couscous and skewer recipes that are unique in the region. They’re the best I’ve ever tried.

We finished the meal — they’re only open for lunch — with another of the house specialties: rice. We ordered the seafood “arroz a banda”. I was impressed by the perfectly cooked and delicious grains. Many diners commented on how good rice dishes do exist beyond the Levante.

The desserts, which are homemade, are just what you want to finish a meal. I also tried the “poleá” for the first time, a typical dessert from the areas of Seville, Cádiz, and Huelva made with flour, oil, and milk, and popularly referred to as “sweet porridge”. The tiramisu is great, as is the Galician dessert that’s halfway between a cheesecake and “tocino de cielo”.

The owners say they plan to retire and that Alhucemas won’t continue. It appears that it will be closing soon, something a place like this should never do; they should live on forever. Unfortunately, we must once again bid farewell to a classic that remains a rich fountain from which current and future chefs drink. It was a privilege to have witnessed their art.