LA FONTAINE GAILLON, París,Francia

En París se come bien, muy bien. Pero no puedo evitar hacer dos comentarios (quizás demasiado arriesgados y subjetivos, pero siempre bajo mi opinión): el precio generalmente está muy por encima de la calidad y el servicio no acostumbra a ser demasiado amable ni delicado.

Propiedad del actor Gerard Depardieu. 2 estrellas michelin

A nuestra llegada a París nos dirigimos a este restaurante, famoso por ser del actor Gerard Depardieu y por su marisco. El local típicamente francés. La carta ofrece variedad, especialmente, en pescados y productos del mar. Las bandejas de marisco llenan las mesas, así que nos decidimos por una para arrancar nuestro ágape. Marisco fresco y de calidad, sin duda. Pero nada que envidiar a una de las joyas gastronómicas de nuestro Cantábrico. La verdad.

Las vieiras con boniatos, excelentes. Las gambas y el rape, justitos. Y la carne sin mucho a destacar. Los postres variados pero sin nada que los convierta en únicos. En definitiva, un lugar que no ofrece nada para el recuerdo más que la nota final, que como acostumbra en la Ciudad de la Luz, quizás aprovecha a su propietario o su emplazamiento, en pleno barrio de La Ópera, para incrementar su importe.

Lo mejor de la noche, sin duda, la compañía. José y Pilar tenemos que repetir cuando queráis en casa. ¡Qué placer compartir mesa con vosotros!


LA FONTAINE GAILLON, Paris, France

You can eat very, very well in Paris. But I can’t resist making two comments (perhaps too bold and subjective, but these are my opinions): the price generally exceeds the quality by quite a bit, and the service is not usually particularly friendly or delicate.

AOwned by the actor Gerard Depardieu. 2 Michelin stars

Upon arrival to Paris, we went to this restaurant, famous for being Gerard Depardieu’s, as well as for its seafood. The place is typically French. The menu is varied, particularly when it comes to fish and other products from the sea. The tables are covered in seafood platters, and so we decide to order one of these to start our feast. The seafood is fresh and of good quality, without question. But the truth is that it has nothing on the gastronomic jewels from our Cantabrian Sea.

The scallops with sweet potato are excellent. The shrimp and the monkfish are fine. And the meat isn’t anything to write home about. The desserts are varied, but there’s nothing that makes them special. In summary, it’s a restaurant that offers little more to remember it by than the final bill, which, as typically happens in the City of Light, is probably even higher due to the identity of its owner or its location in the Ópera district.

The best thing about the night was, undoubtedly, the company. José and Pilar, we have to do it again whenever you want at home. What a pleasure it was to dine with you!