Recién abierto tiene ya lista de espera de meses. Sin duda, hay que probar la barra.

Es una de las aperturas del año. Todo el mundo habla de UGO CHAN…¿has estado?¿tienes reserva?…¡aún no he podido ir!…No es de extrañar. La revolución de Hugo Muñoz ha llegado a Madrid.

Y lo hace con fuerza y con muchas ganas. Eso es lo que transmite detrás de su barra, seguramente, una de las más preciadas en la ciudad para ponerse en las manos del chef y vivir la aventura.

Ayuda, y mucho, Leticia, la summiller y jefa de sala, que propone un viaje acompañado por caldos, manzanillas, vinos de jerez y sakes que permiten disfrutar aún más de la experiencia. Hugo es frescura, vitalidad, arte, experiencia y mucho rockandroll. El mismo que suena en su hilo musical (personalmente escogido por él) durante toda la comida. Disfruto especialmente todos los temas del concierto de Woodstock con temas de The Who, Joan Baez, Joe Cocker, Santana, Neil Young, Janis Joplin o Jimi Hendrix entre muchos.

Y lo que nos interesa, la comida… Nos dejamos llevar totalmente por la propuesta de Muñoz que diseña un recorrido con una ostra gillardeau como apertura y unos pases que incluirán los niguiris en el medio. La sopa de cebolla infusionada es una delicia, te transporta al lugar exacto desde dónde Ugo Chan quiere colocarte para vivir la experiencia. La ensaladilla rusa con sashimi de toro es una idea magnífica (con todos los productos por separado, diseccionados pero perfectamente conjuntados). El tartar de atún con huevo frito engancha, las faves con oricios seducen, el taco de bacalao tempuriado enamora y la gyoza de callos es el culmen de estos entrantes…¡¡cómo está la gyoza con los garbancitos fritos y crujientes!! ¡Póngame 3 docenas para llevar por favor!

Hugo confiesa sentirse muy atraído e inspirado por la gastronomía catalana que tan bien conoció en las cocinas de Paco Pérez. Y lo demuestra, y lo consigue con platos tan icónicos catalanes (reinterpretados a su estilo) como el calçot con butifarra blanca y camarones en tempura, el fricandó o las albóndigas con tartar de calamar.

En la parte de niguiris a destacar el de gamba roja, espardenya, huevo frito y panceta, kokotxa de merluza en tempura con su pil pil o el de foie flambeado con compota de manzana… ¡Ah! Y el magnífico temaki de mollejas frititas…para repetir.

La parte dulce la acortamos (la duración del menú y las 4 horas que llevamos degustándolo no nos permiten probar más) a la propuesta cítrica de yuzu que refresca y culmina un viaje lleno de sabores, expresividad, talento y mucho futuro.

Es, sin duda, un lugar para una ocasión especial, una celebración…no es barato, el ticket medio supera fácilmente los 100€… Pero si se va hay que dejarse abrazar por el menú Omakase, la propuesta más loca, gamberra y llena de sentido de Hugo, que ha llegado para quedarse. ¡No tardarán en reconocerlo con 1 Sol Repsol o 1 Estrella Michelín! Estoy convencida…¡No os lo perdáis!


Recently opened, it already has a months-long waiting list. You absolutely have to try the bar.

It’s one of the most anticipated new restaurants of the year. Everyone’s talking about Ugo Chan: Have you been? Do you have a reservation? I still can’t get in! It’s no wonder. The Hugo Muñoz revolution has arrived in Madrid.

And it has come in strong and with gusto. That’s the feeling emanating from behind the bar, certainly one of the most venerated in the city for those looking to put themselves in the hands of the chef and experience the adventure.

Leticia, the sommelier and head waiter, is a great help, suggesting a menu paired with wines, Manzanillas and other sherries, and sakes, upping your enjoyment factor even more. Hugo is freshness, vitality, art, proficiency, and lots of rock ‘n’ roll. That’s also the theme of the background music (his personal selection) playing during the entire meal. I especially enjoyed the songs from Woodstock by artists the likes of The Who, Joan Baez, Joe Cocker, Santana, Neil Young, Janis Joplin and Jimi Hendrix, among many others.

Now to the heart of the matter: the food. We fully surrendered ourselves to Muñoz, who has designed a menu that opens with a Gillardeau oyster and several other bites, including the nigiris. The infused onion soup is delicious, transporting you to exactly where Ugo Chan wants you for this experience. The Russian salad with toro sashimi is a wonderful idea (all the products are served separately, dissected but perfectly conjoined). The tuna tartare with fried egg is addictive, the fava beans with sea urchins is seductive, the cod tempura taco is enchanting, and the tripe gyoza is the crowning jewel of the starters. Those gyoza with their crispy fried chickpeas are amazing!! I’ll take three dozen to go please!

Hugo confesses to being very attracted and inspired by the Catalan cuisine he learned so well in the kitchens of Paco Pérez. And it shows with such iconic Catalan dishes (reinterpreted in his style) as the “calçot” green onions with white “butifarra” sausage and prawn in tempura, the “fricando” stew, and the meatballs with squid tartare.

Highlights among the nigiris include the red prawn, sea cucumber, fried egg and pancetta; the hake cheek in tempura with pil-pil sauce; and the flambé foie gras with apple compote. Oh! And the fantastic temaki of fried sweetbreads…you’ll want seconds.

We cut short the dessert portion (the length of the menu and the four hours we had been eating it left us too full for much more), opting simply for the refreshing citrus yuzu that culminates a feast bursting with flavors, expressiveness, talent, and loads of promise.

It is, without a doubt, a place for a special occasion or a celebration. It’s certainly not cheap, with an average meal easily exceeding €100. But if you do go, you have to try the Omakase menu, which is the craziest, wildest and most meaningful that Hugo, a chef who is here to stay, has to offer. Soon enough he’ll be earning a Repsol Sun or a Michelin Star! I’m sure of it…It’s not to be missed!