MIRAMAR, Llançà (Girona)

No había mejor forma de retomar nuestro periplo gastronómico tras el confinamiento. Un fin de semana entre amigos, en un rincón lleno de magia, tranquiidad, excelente gastronomía y esa deliciosa sensación de parar el mundo…

Producto del mar. Emplazamiento único, frente al mar. Con hotel

Montse y Paco @pacoperezmiramar, referente en la zona por su amabilidad, buena labor y dilatada experiencia nos reciben con los brazos abiertos. Su hotel, regio frente a las frías aguas de Llançà, un pequeño pueblo pesquero en l’Alt Empordà catalán es testigo de historias y paseos, de una cocina marinera y de agua salada, y de una vida de trabajo, cercanía y mucha honestidad.

Sentarse en Miramar ya es preludio de un gran baile, el que las olas del mar y las manos del chef brindan en cada experiencia gastronómica. Su menú en “24 ideas” plasma una cocina cercana, sostenible y de buen producto. Ostra, buey de mar, navaja, mejillón, gamba, bogavante, anguila, bacalao…ningún pescado o marisco faltan a esta cita de explosiones marinas de creatividad y mucho trabajo en un menú fresco, divertido, complejo y muy refinado. Salsas muy presentes en elaboraciones precisas y con sabores diferenciados. La famosa y clásica ensaladilla en texturas explosionando de frescor y sabor en la boca como uno de los bocados iniciales.

Texturas cremosas y un plato que llama poderosamente mi atención: el camí de Ronda, un paseo que la família hizo a diario durante sus días de confinamiento por una zona cercana dónde encontraron cerezas, almendras, flor de saúco, hinojo..y que plasmaron en un plato que traslada el fresco paseo por un bosque húmedo y frondoso directamente al paladar.

Dos merecidísimas estrellas Michelín en un enclave único. Los desayunos son dignos del amanecer de l’Alt Empordà, una de las zonas más agrestes y llenas de luz de Catalunya. Huevos benedict de quitarse el sombrero y servicio amable, atento y delicado. Todo suma en Miramar.

Gracias Paco y Montse por hacernos sentir en casa, cuando esa extraña sensación de “salir el fin de semana” se tornó un lujo tras unos meses privados de libertad. No pudimos hacer mejor elección.


There could be no better way to resume our culinary adventures following the lockdown. A weekend with friends in a magical and peaceful spot with excellent food and that delicious feeling of the world slowing down…

Fresh seafood, Unique seaside location. With hotel.

Montse and Paco (@pacoperezmiramar) are known locally for their kindness, good work and vast experience, and welcomed us with open arms. Their regal hotel overlooking the cold waters of Llançà, a small fishing village in the l’Alt Empordà region of Catalunya, has stood witness to stories and passing tides, to seafood and salt water, and to an honest life of hard work.

Sitting down at Miramar is a prelude to the great dance offered up in each gastronomic experience by the ocean waves and the hands of the chef. The menu of “24 ideas” features a style of cooking that is local, sustainable and product-based. Oysters, crabs, razor clams, mussels, prawns, lobsters, eels, cod… no fish or seafood goes missing at this festival of creativity and effort. The result is a menu that is fresh, fun, complex and highly refined. Sauces show up often in precise dishes and with unique flavors. One of the first bites is the famous and classic textured ensaladilla, bursting with freshness and flavor.

Creamy textures and a dish that powerfully drew my attention was the Camí de Ronda, named after a local walk the family did every day during the lockdown where they found cherries, almonds, elderberry flower, fennel. These same elements now make up a plate that translates a cool stroll through a lush green forest directly to the palate.

This unique enclave has two very well-deserved Michelin stars. The breakfasts are worthy of sunrise in the l’Alt Empordà, one of the wildest and most light-filled areas of Catalunya. A truly great eggs benedict and friendly, attentive and exquisite service. Miramar has it all.

Thank you to Paco and Montse for making us feel at home, when that strange feeling of “going away for the weekend” became a luxury after months without freedom. We could not have chosen better.