2 Soles Repsol y 1 Estrella Michelín.

Hablar de @atafonarestaurante es hablar en femenino. De mujeres. De empoderamiento, de resiliencia, de creatividad, pasión y trabajo. Y, sobre todo, de valentía.

Ese fue el término que mi comensal favorito, eterno compañero de mesa y mantel, @carloslatre acuñó apenas a medio menú degustación de esta coruñesa. Transmitir con platos y propuestas en mesa la idiosincrasia de un lugar es parte del esfuerzo de muchos chefs que hoy en día logran en bocados diseccionar su zona de origen o residencia. Pero lograr que esa misma apuesta desnude la forma de ser de su creador, poniendo en valor lo que uno es gracias a lo que ha hecho, es todavía más apasionante.

@lutafona es una chef gallega de preciosos ojos claros, llenos de luz, vida y verdad una cabellera rubia propia de la cultura celta que allí tanto abunda….y de la que sigo la estela en mi propia familia (¿verdad @candelalatree @carloslatre?).

Es capaz de proyectar fuerza con esos elementos, unidos a la expresividad de sus manos, su dialéctica cariñosa, cercana y humilde, y por encima de todo, su cocina.

Sus dos menús se inician con varios bocados con las manos. Llegan ya los primeros aromas cítricos, de encurtidos y vinagres que marcarán consistentemente esta primera parte del menú. Su propia huerta surte de colores y producto la degustación. Las zanahorias con aceitunas y limón, las remolachas con cerezas e hibiscus son buen ejemplo. El bonito de Burela con yema curada y piparra es parada obligada. La consistencia y melosidad de este plato lo sitúan a un nivel destacado en el recorrido. Una delicia. Sigue el calamar con cebolla y curry en un juego cromático de negros y cenizas. La cachena (ternera) con vieira o la pluma ibérica rematan un surtido de producto típicamente gallego en un marco de frescura, color y novedad realmente destacable.

Los tres postres permiten jugar con los sabores ácidos de la manzana verde con pepino y yogur, el dulce de “La vie en rose” y el umami del chocolate en varias versiones.

Dice que no hay base culinaria en su familia, que ella aprendió de la TV, de Karlos Arguiñano y con sus programas. Y que ser madre le dio el empuje para pasar del menú de 12€ a convertir su cocina en su mejor expresión, arriesgando a hacer lo que más le gustaba…. Coincidió su mejor momento con su peor situación pero salió adelante. Habla clara, directa y sin tapujos. Como su cocina.

Una curiosidad. Lucía propone disfrutar de sus menús degustación con hora límite de consumo. Promulga que, como todos, la conciliación familiar y la extensión en horas que puede suponer iniciarlo más allá de cierto momento, prevalecen. Nuevamente la valentía de quien apuesta por el trabajo bien hecho… y en su debido momento. Bravo.


2 Repsol Suns and 1 Michelin Star.

To speak of A Tafona (@atafonarestaurante) is to speak in the feminine voice. Of women. Of empowerment, of resilience, of creativity, passion, and hard work. And, above all, of courage.

That was the term my favorite eternal dining partner Carlos Latre (@carloslatre) coined halfway through the tasting menu of this A Coruña chef. Conveying the idiosyncrasy of a place through food is part of the work of many chefs these days who dissect their home or chosen home into bites. But to do so in a way that reveals the personality of the creator, exposing everything they are though what they’ve done, is even more thrilling.

Lucía Freitas Rodriguez (@lutafona) is a Galician chef with beautiful pale eyes that brim with light, life, and truth, and a head of blond hair that speaks to the Celtic culture so common where she’s from… and in my own family (right, Candela (@candelaalatree) and Carlos Latre (@carloslatre)?).

She projects strength through those elements, and with the expressiveness of her hands, her affectionate, personal, and humble way of speaking, and, above all, her food.

Her two tasting menus start with several bites of finger food. The citrus aromas of pickles and vinegars are first to arrive, and remain consistent throughout the first part of the menu. Her garden is the source of color and products in the meal. The carrots with olives and lemon, and the beetroot with cherries and hibiscus are two good examples. The Burela bonito with cured egg yolk and Piparra pepper is a must, standing out with its consistency and creaminess: a delicacy. Next comes the squid with onion and curry in a chromatic juice of blacks and ashes. The Cachena beef with scallop and the Iberico pluma finish off a selection of typical Galician products in a truly outstanding framework of freshness, color, and innovation.

The three desserts play with the acid flavors of the green apple with cucumber and yogurt, the sweetness of “La vie en rose”, and the umami of the chocolate in various versions.

Lucía says she didn’t learn how to cook from her family but from TV, from Karlos Arguiñano and his programs. And that becoming a mother pushed her to go from a €12 lunch menu to transforming her cooking into her greatest expression, risking to make the things she loved best. Her greatest moment coincided with her most difficult circumstances, but she pulled through. She speaks clearly, directly, and bluntly. Just like her food.

One interesting note: Lucía’s tasting menus have a time limit. She says that, like the rest of us, balancing her family life and the long hours that would be needed to start them after a certain time, requires it. Once again, it’s another example of the courage of committing to a job well done, and in due time. Bravo.