Concebido como take away, ofrece la opción de comer allí.

Con un novedoso concepto (un Open Asian Kitchen con voluntad de delivery) el Tamae Bar @tamae_bar es la última genialidad de una de nuestras parejas gastro favoritas. El fantástico y currante @raurichalbert y la dulce y cariñosa @tamaeimachi.

Ambos son uno de los (pocos) artífices de la comida japonesa y asiática en Barcelona desde la concepción mediterránea y su amplia visión de mundo. Tamae es una experta en vinos, sakes y tragos. Una delicia oirla hablar de ellos y dejarse llevar por sus recomendaciones. Albert es uno de los hijos aventajados de la escuela Adrià. Ha consolidado su concepto en la Ciudad Condal y, además, es un tipo directo, sin pelos en la lengua y tremendamente mordaz. Un lujo de amistad y un orgullo de chef.

Visitamos Tamae Bar atraídos por la idea de visitar el centro de delivery de su comida, una maravillosa idea puesta en marcha hace más de un año y medio. Allí se pueden observar de cerca las propuestas listas para ser llevadas a domicilio y también existe la opción de sentarse en su pequeña barra, cuyos asientos ya se disputan en Barcelona, para degustar sus creaciones.

No hace falta comentar la calidad del producto, las elaboraciones y el fantástico resultado final teniendo a estos artífices tras el proyecto. Su cocina sigue manteniendo la excelencia por encima de todo. Y, esta vez, lo dotan de un rollo canalla, callejero y rompedor que hace que, por ejemplo, algunos de sus platos se sirvan en mesa con el packaging con el que los presentan para llevar a domicilio. Una genialidad.

Comer en Tamae Bar es impregnarse de ese espíritu. Encontrar un fried chicken con mayonesa coreana delicioso, compartir cualquiera de sus propuestas en niguiris, makis, uramakis, woks y baos y dejarse llevar por sus auténticos arroces cantoneses y acompañarlos, como no, por su propuestas de sakes o vinos. Ojo a sus postres, con mochis auténticos y un helado de te verde de chuparse los dedos.

Con una sencilla puesta en escena, este icónico lugar busca consolidarse como una nueva demostración de la valía de Raurich (al mando de @dospalillos o @dospebrots, propuestas únicas y magníficas en la Ciudad Condal) y del concepto de street food que tanto apetece. Y, si sobra comida, no hay problema. El packaging permite llevárselo y poderlo disfrutar también en casa.


Conceived to be a takeaway restaurant, sit-down dining is now an option.

With an innovative concept — an Open Asian Kitchen that delivers — Tamae Bar is the latest stroke of genius from one of our favorite gastro couples: the fantastic and hard-working Albert Raurich and the sweet and affectionate Tamae Imachi.

The pair are among the (few) artisans of Japanese and Asian food in Barcelona, from a Mediterranean conception and with their expansive vision of the world. Tamae is an expert in wines, sakes, and drinks. It’s wonderful to hear her talk about them and surrender to her recommendations. Albert is one of the privileged children of the Adrià school. He defined his concept in Barcelona and is a very direct guy, never mincing words and tremendously scathing. His friendship is a luxury and his career a source of pride.

We were drawn to Tamae Bar by the idea of visiting its delivery center, a great idea launched over a year and a half ago. You can get a close-up view of food ready to be delivered to people’s homes, and there’s also the option to sit at its small bar — whose seats are hotly contested in Barcelona — to try their creations.

With these two artists behind the project, the quality of the products, the preparation, and the fantastic final result go without saying. Their cooking continues to maintain its excellence above all else. Here, they’ve given it a roguish, street-smart, and groundbreaking twist so that, for instance, some of the dishes are served at the table in the same packaging used for delivery. It’s brilliant.

To eat at Tamae Bar is to immerse yourself in that spirit. Finding a fried chicken with Korean mayonnaise delicious, sharing any of their nigiri, makis, uramaki, woks, and baos, and getting carried away by the authentic Cantonese rice dishes, and pairing them, of course, with the suggested wines and sakes. Don’t miss the desserts, with authentic mochis and scrumptious green tea ice cream.

Simply staged, this iconic place seeks to once again prove Raurich’s mettle (he also runs Dos Palillos and Dos Pebrots , two wonderfully unique options in Barcelona) and that appealing street food concept. And, if there are leftovers, it’s no problem. The packaging makes it easy to bring them home for great leftovers.