Cocina a la vista. Paellas al sarmiento.

A una media hora del centro de Alicante, en un pueblo casi “fantasma”, alejado de la civilización se erige Restaurante Elías, uno de los grandes templos gastronómicos para probar el auténtico arroz alicantino. Uno de los grandes.

En un local amplio, diáfano y acogedor recibe al comensal la amplia cocina abierta y a la vista con grandes ventanales dónde observar la técnica del fuego al sarmiento, uno de los secretos, sin duda, de la parte aromática y gustativa del arroz.

Conocemos a Luís Rodríguez el propietario, de la mano de nuestros buenos amigos Carlos Bosch y Raquel Giménez, que cuentan con su buena mano en los arroces en su restaurante Marmia el que ya os he hablado en este blog o una de las referencias gastronómicas de la zona El Portal de Alicante.

Un lugar recóndito, un paraje único y una comida de primera. El plato fuerte, los arroces, se presentan en variedades como el de conejo y caracoles o el de verdura. Fueron valedores del reconocimiento a la mejor arrocería del año 2014 en el Congreso Madrid Fusión de aquel año.

Pero de forma previa probamos producto de temporada como las setas y las alcachofas a la brasa, con el punto justo de sal y ese aromático sabor a brasa al sarmiento. Las chuletitas de conejo, tan fáciles y tan deliciosas. Y descubrimos la gachamiga, un plato típico de la zona hecho a base de harina, ajo, aceite y agua… un sabor que descubrimos a la vez que la preparación, que reconozco nunca había podido degustar antes. Una masa parecida al pan de torta con gran aporte energético que, nos cuentan, preparaban los agricultores antiguamente para desayunar y llenarse de vitalidad para la dura jornada.

Una simple ensalada o un caldo (que la madre del propio Luís prepara a petición personal…¡cuánto se agradecen estos maravillosos gestos de los lugares de siempre!) se convierten en un espectáculo de sabor, producto y tradición en esa mesa.

El arroz cumple su cometido: una delicia en el centro de la mesa que, servido debidamente con ánimo de ser compartido, se convierte en el protagonista absoluto del ágape. El grano suelto, el sabor intenso, la aportación de los caracoles y la capa fina y crujiente… ¡una maravilla!

Luís, encantador y diligente, nos ofrece un surtido de sus postres más típicos: leche frita con helado de turrón (¡¡como se nota que estamos en la casa del turrón, qué sabor!!), crepe de chocolate, tarta de queso…

Un lugar que, sin duda, vale la pena conocer. Un templo de los arroces que todo amante de este cereal no debería perderse.


Open kitchen. Paellas cooked over vine shoots.

A half-hour from the center of Alicante in a village that’s nearly a ghost town, far from civilization, is where you’ll find Elias, one of the great culinary temples for authentic Alicante rice. It’s one of the greats.

In this spacious and inviting restaurant, the large open kitchen welcomes diners with its big windows that let them observe the vine shoot fire technique — undoubtedly one of the secrets of the rice’s aromas and taste.

We met the owner Luís Rodríguez through our good friends Carlos Bosch and Raquel Gimenez, who depend on his rice expertise at their restaurant Marmia , previously reviewed on this blog, and one of the region’s gastronomical benchmarks El Portal.

It’s a secluded place with a singular location and first-rate food. The main course — rice — comes in varieties including rabbit and snails, and vegetable. It was recognized as the best rice restaurant of the year in 2014 at that year’s Madrid Fusion Summit.

We started with some seasonal products like the grilled mushrooms and artichokes, with the perfect amount of salt and that aromatic flavor from the vine shoot. The rabbit chops were so easy and so delicious. And we discovered the “gachamiga,” a typical dish from the area made from flour, garlic, oil, and water, previously unknown to us. It’s a dough similar to a rustic country bread with a high calorie count that, they say, farmers used to make for breakfast to fill them with strength for the hard day ahead.

A simple salad or a broth — which Luís’s own mother makes on personal request…how I appreciate these wonderful gestures of classic restaurants! — becomes a spectacle of flavor, product, and tradition here.

The rice fulfills its mission: a delicacy in the center of the table that, served properly in the spirit of sharing, becomes the absolute star of the meal. The rice is firm, the flavor is intense, the snails contribute, and the crispy final layer…wonderful!

Luís, charming and diligent, offers us a selection of his most typical desserts: fried milk with nougat ice cream (you can tell it’s a local specialty with such flavor), chocolate crepe, and cheesecake.