El local había sido la Taverna Hoffmann.
PRO-DI-GI. Provença, Diagonal, Girona. En la confluencia de esas tres calles se ubica, discreto y sin recargos este restaurante que, desde ya os digo, dará mucho que hablar.
Escogido entre los 10 mejores nuevos restaurantes por los usuarios de @thefork_es el local alberga unas pocas mesas con paredes de piedra vista y un ambiente delicadamente tranquilo y familiar.
@prodigibcn es el sueño de @jordi_tarre, un joven chef que, con apenas 20 años, trabajó en varios restaurantes de Londres (entre ellos nuestro admirado y divertido @thefatduck) y se curtió en las cocinas de @hisoprestaurant antes de llegar a regentar su propio restaurante.
Con apenas 2 años de vida, este lugar es de esos que son el puro reflejo del alma de su chef y propietario. Jordi transmite a todos sus platos no sólo la experiencia adquirida durante sus (pocos) años de vida sino todo lo que él cree que debe ofrecer una cocina tan personal y arraigada. A una tradición catalana, con potentísima influencia de la gastronomía de la comunidad y mucho de dejarse llevar por su intuición y riesgo.
A precios realmente interesantes comer bien en Prodigi está asegurado (sea con un cumplido menú o a la carta) Y también dejarse imbuir por la estética visual y de composición de sus platos, uno de los puntos fuertes del local. Muy por encima del servicio (a revisar los tempos, agilidad en el trato con el comensal y fluidez cocina-mesas).
Arrancamos con el cremoso de calabaza y salvia con almejas amontilladas, caviar de lima y aire de mar. Me fascinan las mollejas de ternera glaseadas con císcalos, pamplinas y espuma de holandesa, ¡pla-ta-zo!. Probamos el salmón marinado y ahumado en jazmín con texturas de alcachofas de Jerusalén (que, pese a lo que su nombre parece indicar ni vienen de Jerusalén ni son alcachofas, es el tupinambo, un tubérculo llegado del continente americano) y los boletus glaseados con mantequilla de algarroba, piñones y rúcula. Un 10.
El primer premio en estética y preciosidad visual se lo lleva el magret de pato con alcachofa confitada, jugo de pato y trufa de otoño. Por favor, echad un vistazo a la foto del plato y juzgad vosotros mismos. La belleza de un plato llevada al paladar, con un magret impresionantemente tierno y jugoso, impecable.
El maravilloso juego de aunar tradición y creatividad sin pasar por técnicas extremas ni rarezas instrumentales tiene, a veces, resultados tan increíbles como el de este restaurante, que despunta en visibilizar a un chef que ama lo que hace… y mejor que eso, sabe transmitirlo.
Los postres siguen en esa línea de innovación y sabor. Helado de ajonegro y un cremoso de chocolate con gel de vinagre de Módena y helado de leche ahumada. Perfecto colofón.
A la juventud y timidez le tienen que seguir la contundencia en sala, la ligereza en el servicio (¿quizás algo de música ambiental durante el ágape?) y una mayor convicción de que se va a hacer ruido. Sólo de ese modo se logrará dar el salto. Os recomiendo visitarlo antes de que la afluencia obligue a reservar con mucha antelación o la consolidación suba los precios. De lo mejor que he probado en Barcelona últimamente.
Located in the space that used to be Taverna Hoffmann.
PRO-DI-GI: Provença, Diagonal, Girona. This restaurant sits — discreetly and with no airs — at the intersection of these three streets, where it will by all means be giving us lots to talk about.
Chosen among the 10 best new restaurants by users of TheFork (@thefork_es), the space has few tables, exposed stone walls, and a delicately chill and friendly vibe.
Prodigi (@prodigibcn) is the dream of Jordi Tarré (@jordi_tarre), a young chef who, at just over 20 years old, worked at several restaurants in London — including the fun and esteemed The Fat Duck (@thefatduck) — and cut his teeth in the kitchens of Hisop (@hisoprestaurant) before finally having his own restaurant.
Open just two years, this is one of those places that’s a pure reflection of the soul of its chef and owner. Jordi infuses all his dishes not just with all the experience he’s acquired during his (few) years of life, but with everything he believes such a personal and rooted kitchen should offer. It’s Catalan tradition with a strong influence of local cuisine and lots of flights of intuition and risk.
You’re guaranteed to eat well at a rather interesting price at Prodigi, whether you do a tasting menu or order à la carte. Imbue yourself in the visual aesthetic and composition of the dishes, one of the restaurant’s strong points. Much more so than the service, where there’s room for improvement in terms of pace, agility in dealing with guests, and fluidity between the kitchen and the tables.
We started with the creamy pumpkin and sage purée with amontillado clams, lime caviar, and sea air. I was fascinated by the glazed veal sweetbreads with pickled chanterelles, borage, and hollandaise foam. A-maz-ing! We tried the marinated and smoked salmon in jasmine with textures of Jerusalem artichoke (which, despite its name, is neither artichoke nor from Jerusalem. It’s a root vegetable from the American continent), and the glazed boletus with carob butter, pine nuts, and wild arugula. A 10.
The first prize for aesthetics and visual beauty goes to the duck magret with artichokes confit, duck jus, and autumn truffle. Please take a look at the photo so you can judge for yourselves. It’s the beauty of a dish conveyed on the palate, with an impressively tender and juicy magret. Impecable.
The marvelous play of joining tradition and creativity without the need for extreme techniques or peculiar implements sometimes bears incredible results, and that is the case here. It excels at raising the profile of a chef who loves what he does — and better yet, knows how to convey it.
The desserts follow in that same line of innovation and flavor. The black garlic ice cream and creamy chocolate with Modena vinegar gel and smoked milk is the perfect finale.
It’s time for his youth and shyness to be replaced by decisiveness in the dining room, lightness in the service (perhaps some background music during the meal?), and a stronger conviction that he’s here to make noise. That’s the only way he’ll level up. I recommend visiting before the crowds require booking well in advance and the prices start to creep up. It’s one of the best I’ve tried in Barcelona lately.