Ubicado en el Hotel Cordial Mogán Playa. 1 Estrella Michelín y 1 Sol Repsol.

@losguayresrestaurante es una de las mejores opciones para conocer la evolucionada y rica visión de la alta gastronomía en Canarias. La visita a Gran Canaria, obligada, cumple con la expectativa de clima, buena gente y seguro de sol que las islas siempre prometen…..Este restaurante permite, a través de los platos y la cocina de Alexis Álvarez, tener la idea más completa y actual de una gastronomía que cumple con los productos de kilómetro 0 y los pone al servicio de un restaurante fantástico.

Ubicado en el Hotel Cordial Mogán Playa, en uno de los lugares con mayor atractivo turístico y con apenas unas 25 plazas para el servicio, la estratégica situación de las mesas en la terraza permite disfrutar del ágape con vistas a un jardín interior. Ello nos ubica ya en un momento y lugar de reposo y armonía muy necesario para el “desconecte” que supone sumergirse en su menú. Con 3 opciones, Los Guayres nos da la oportunidad de tener varias elecciones en función del precio y la extensión. Escogemos el Clásico que, con 9 pases, resume muy bien el espíritu y voluntad de su cocina.

Abren algunos pequeños bocados como el el cono crujiente con tartar de vaca, el milhojas de remolacha y el pulpo que ubican ya al comensal en la variedad de sabores y productos que se le van a ofrecer. Y arranca el menú con el carabinero con aguacate y millo, ligero y refrescante, el taco de foie gras con zanahoria y pera, correcto, el atún con berenjenas y algas (de una melosidad y jugosidad estupendas y el chipirón encebollado.

Aparece después el cherne, un pescado sobresaliente y jugosísimo cocinado en un mojo hervido y con remolacha. Delicioso.

Sigue la cabra con batata y setas (sorprendente el descubrimiento y riquísimo el resultado) y el cochinillo, perfectamente combinado en lo crujiente de su piel y la melosidad de su carne servido con piña y col blanca.

Completan el menú dos postres de vainilla tahití con naranja el primero, cítrico y refrescante y de tunos indios, frutos rojos y albahaca el segundo, en la misma linea de final más cítrico que dulce, cosa que agradezco pues aligera la sensación de la pesadez de un chocolate o postre más contundente. Cierran unos petit fours dónde, ahora sí, el cacao toma el protagonismo.

Me gustó mucho el servicio, la calidez de su gente y la deliciosa sensación de esa cantarella canaria tan agradable al oído y, en esta ocasión, al paladar. La sensación de estar constantemente vigilados (cariñosamente hablando) con una amabilidad extrema y la sensación de que ningún detalle quedaba al azar. Una acompasada armonía de camareros, platos y servicio que justifican las distinciones logradas por el lugar y recomiendan su visita.


Located in the Hotel Cordial Mogán Playa. 1 Michelin Star and 1 Repsol Sun.

Los Guayres (@losguayresrestaurante) is one of the best ways to get to know the evolved and rich fine-dining scene in the Canary Islands. An obligatory visit to Gran Canaria fulfills the expectations for good weather, nice people, and guaranteed sunshine that the islands always promise. Here, through the dishes and cooking of Alexis Álvarez, you can get a complete and modern perspective of a cuisine featuring local products, put at the service of a fantastic restaurant.

In the Hotel Cordial Mogán Playa — one of the hottest tourist destinations with seating for just 25 guests — the strategic location of the tables on the terrace lets you enjoy your meal with views of an interior garden. It puts you right into that moment and place of rest and harmony needed to “disconnect” as you dive into the menu. With three tasting menu options, Los Guayres lets you select based on price and quantity. We went with the Classic, with nine courses that nicely capture the spirit and intention of its cuisine.

They start with a few small bites, like the crunchy cone of beef tartare, the beet mille-feuille, and the octopus, which are a good introduction to the variety of flavors and products on offer. The menu kicks off with the light and refreshing scarlet shrimp with avocado and millet, the good foie gras with carrot and pear, the wonderfully creamy and juicy red tuna with eggplant and seaweed, and the baby squid with onions.

Next comes the wreckfish, an excellent and extremely juicy fish cooked in a boiled mojo sauce with beet. It’s delicious. It’s followed by the goat with sweet potato and mushrooms (a surprising discovery and scrumptious result) and the suckling pig — a perfect combination of crispy skin and tender meat — served with pineapple and white cabbage.

The menu wraps up with two desserts: first, the citric and refreshing Tahiti vanilla cream with orange; then the red prickly pears, berries, and basil, which thankfully lightens up that heavy feeling you can get from chocolate or more filling desserts. They close with a few petit fours where chocolate does get to step into the limelight.

I really liked the service, the warmth of the people, and the delicious sensation of that Canary Islands tradition that’s so pleasant to the ear and, here, to the palate. It’s that feeling of being constantly watched over (in a good way), of extreme friendliness, and the sense that no detail is left to chance. It’s a well-paced harmony of waitstaff, dishes, and service that justifies the recognitions the place has received and recommends a visit.