Local ambientado en una Taberna Nipona.

Cuánto me gustaría explicar lo divertida que fue esta comida, lo bien que comimos o lo imborrable de muchos platos… Me encantaría. Pero no puede ser así…


Fuimos con todas las ganas del que prueba un lugar con unas referencias estupendas. Lo valen todos los avales gastronómicos y culinarios que atesora el gran y divertido chef @hideki_koyshunka, uno de los grandes en el mundo de la comida japonesa en Barcelona. Además, el grupo Sagardi como socio en el local.

El lugar es magnífico y la ubicación inmejorable. En el mercado de Santa Caterina, un lugar emblemático de la Ciudad Condal, se erige este enorme lugar, con una impresionante recepción de madera, asemejando la entrada en un hogar de cualquier rincón de Kyoto, en una de sus machiyas (casas tradicionales). Rompen la estructura y divierten las lámparas hechas con la piel de bacalaos colgantes. Amplios espacios, mesas dispuestas a derecha e izquierda y una enorme barra dónde poder disfrutar del arte del pescado a la vista…

Lo primero que nos llama la atención es la esencialidad, la escasez de oferta en una carta no muy amplia dónde el sushi y el sashimi ocupan un lugar central con algunas propuestas como entrantes, pescados y carnes a la robata y un par de opciones de ramen. Probamos algunos platos de los que destaco las kokotxas sobre alga kombu, realmente buenas y los niguiris variados.

La calidad es buena, los platos correctos y el servicio justo. Nada más a reseñar. No hay diversión, no hay punto picante en alguno de los pases, no hay splash emocional ni nada nuevo al frente. Aburrido. Soso. Probablemente influya la hora escogida, la del mediodía. Será necesaria una segunda visita por la noche, en un jueves, viernes o sábados, días dónde la ciudad de Barcelona alcanza sus puntos álgidos en un restaurante. No encontramos ambiente, ni música, ni diversión, ni originalidad….Leí una entrevista dónde Hideki hablaba de lograr ese lugar canalla, con humo, con sakes, con buenos momentos, platos originales, rock and roll…..Probablemente la elevada expectativa con la que fuimos (somos asiduos y devotos de @koyshunka @shunka_bcn y @majide_bcn) y los pocos elementos que nos atraparon….Tampoco (reconozco) nos sumergimos en la carta de sakes, una de las mejores de la ciudad (con permiso de Tamae Bar).

Lo dicho, habrá que volver en otro momento, con otra compañía para comentar menú y quizás hacer otra elección de platos. Quizás haya más suerte…


Restaurant decorated to look like a Japanese tavern.

I wish I was here to tell you how fun this meal was, how well we ate, or how indelible many of the dishes were…I’d love to. But that’s not the case.

We went with the excitement of trying a place that has wonderful references. It is backed by all the gastronomical and culinary awards earned by the great and fun chef Matsuhisa Hideki (@hideki_koyshunka) — a star of the Japanese food scene in Barcelona. Plus, the Sagardi Group is a partner.

The venue is magnificent and the location unbeatable. The enormous restaurant is in the Santa Caterina market, an iconic spot in the Catalan capital, with an impressive wooden lobby resembling an entryway to one of Kyoto’s traditional “machiya” houses. Hanging lamps made from cod skin break up the structure and add a dose of playfulness. In the large spaces, there are tables arranged from right to left and a lengthy bar where you can enjoy the art of the fish on display.

The first thing that draws our attention is the essentialness and spareness of the selection — a rather short menu where sushi and sashimi take central stage, along with some starters, fish, and meat on the robata grill, as well as a few ramen dishes. The highlights of our order were the “kokotxas” fish cheeks over kombu, which were really good, and the assorted nigiri.

The quality was fine, the dishes were correct, and the service was minimal. And that’s about it. There was no fun, no hint of spice in any of the courses, no emotional splash or anything new. It was boring and bland. Our midday meal time might have had something to do with it. We’ll have to return at night, on a Thursday, Friday, or Saturday, when the city of Barcelona reaches its dining peak. There was no atmosphere, no music, no fun, and no originality. I read an interview where Hideki talked about getting to that edgy place, with smoke, with sake, and with good times, original dishes, and rock ‘n’ roll. Our expectations were high (we are regular fans of @koyshunka, @shunka_bcn, and @majide_bcn) and few elements really captured us. But I will admit, we did delve into the sake menu, which was one of the best in the city (Tamae Bar notwithstanding).

As I said, we’ll have to go back again with different company to comment on the tasting menu and perhaps a different selection of dishes. Maybe we’ll have better luck next time…