Espacio único en barra para 10 comensales. Menú degustación único a 75€.

Confirmando que el Grupo Tastem se consolida en Valencia como uno de los de mejor calidad y arraigo, Kaido Sushi Bar es, quizás, la apuesta más arriesgada en la capital del Turia. Una barra, 10 comensales, un turno de mediodía y uno de noche y un ritmo que ellos marcan bajo el dictado japonés del avanzar sin prisa pero sin pausa…. La experiencia comienza en la misma calle, dónde buscar el portal, llamar a la puerta y esperar a ser recibido se transforma ya en una expectativa única. El negro domina el espacio (¡hasta el papel higiénicon en los baños es de ese color!) y cede protagonismo a la barra y su sushiman, Yoshikazu Yanome, escogido el mejor de España y con una amplia trayectoria al manejo del corte con cuchillo.

Se muestran los pescados que se consumirán en una caja y empieza la experiencia. En esta ocasión, el menú (basado en productos de temporada) ofrece 8 entrantes previos. A destacar el joyero de mar (frutos del mar y mariscos con huevas y explosión de sabores en boca), los tallarines de somen con oreja de mar, el Black Cod (bacalo negro) o la maravillosa anguila de la Albufera a la brasa con trufa, un pase crujiente y perfecto antes de la sopa miso, para prepararse para el festival de niguiris servidos en su punto perfecto de temperatura y preparación, tal y como mandan los cánones nipones.

Caballa, lubina, salmón, calamar, pez limón, virrey, langostino de Sanlúcar y atún degustado en su parte de lomo y de ventresca conforman la degustación de estos pequeños bocados, todos marinados en su punto, preparados con acabados cítricos o salados exactos y cortados con maestría por Yoshi (atención al corte del calamar, en láminas tan finas que resulta imposible de imitar).

Joaquín, el summiller y jefe de sala sigue atento al ritmo del comensal y consigue que el baile esté surtido de vino servido a tiempo, cualquier detalle del avance del menú y mucha atención. LA frambuesa con espuma de sake y la crema de queso y cereza con aire de yuzu ponen el punto dulce a un recorrido que convence por su honestidad, aparente simpleza (no se muestra el laborioso trabajo de elaboración de las salsas, cocciones y detalles que hay detrás de esa cocina a la vista) y dedicación.

Soy fan de estas barras. Ya declaré mi pasión por Restaurante Kappo dónde vuelvo cada vez que paso por Madrid o Dos palillos, el lugar que hizo que me enamorara de estos espacios en Barcelona. Valencia necesitaba este lugar y en Kaido se proponen como objetivo lograr Ichigo-Ichie, que en japonés se refiere a lo único de los encuentros y la maravillosa experiencia que supone guardarlos como tesoros. Así sea.


Bar seating for 10 diners only. Single tasting menu priced at €75.

Confirming that Grupo Tastem has become one of the best and most well-established in Valencia, Kaido Sushi Bar is perhaps the boldest option in the city. It’s one bar, ten diners, one midday and one evening seating, and a pace that follows the Japanese dictate of slowly but surely. The experience begins on the street where looking for the entrance, knocking on the door and waiting to be let in already feels like an event in its own. The space is swathed in black (even the toilet paper!), ceding the limelight to the bar and the sushi chef, Yoshikazu Yanome, named the best in Spain and with an extensive background in his craft.

They show you a box with the fish you are about to consume and then it begins. On this occasion the tasting menu (based on seasonal products) includes eight appetizers. Highlights are the marine jewelry box (seafood and shellfish with roe and an explosion of flavors in the mouth), the somen noodles with abalone, the Black Cod, and the wonderful chargrilled Albufera eel with truffle. The latter is a perfectly crunchy bite before the miso soup, getting you ready for the festival of flawlessly prepared nigiris served at the ideal temperature, straight from the Japanese rulebook.

Mackerel, sea bass, salmon, squid, amberjack, red bream, Caramote pawn and tuna loin and belly make up the panoply of these small bites, all perfectly marinated, dressed with the exact citrus or salty touches, and masterfully cut by Yoshi (notice the squid, cut into impossibly fine slices).

Joaquín, the sommelier and head waiter, is alert to diners’ rhythms and makes sure the dance is furnished with timely wine, details about the menu, and plenty of attention. The raspberry with sake foam and the cheese and cherry cream with yuzu air are a sweet finish to a meal that is impressive in its honestly, deceptive simplicity (you don’t see the hard work of preparing the sauces, cooking and details hidden behind the open kitchen), and dedication.

I’m a fan of these bars. I’ve already proclaimed my passion for Kappo , where I return every time I’m in Madrid, and Dos Palillos , which is where I first fell in love with this type of restaurant in Barcelona. Valencia needed this place and at Kaido the goal is to achieve Ichi-go Ichi-e, which in Japanese refers to one-time encounters and the wonderful experience of treasuring them. Amen.