1 Estrella Michelín y 3 Soles Repsol.
La gira de One Man Show nos sigue dando la oportunidad de recorrer España y sus restaurantes. Gijón nos acoge en plena ola de calor con un ambiente fresquito y agradable y parada obligada en Prendes. Allí, desde hace ya más de 130 años se erige sobria y única la casa que da nombre a este gran lugar de la gastronomía en Asturias. @marcosmoran no es sólo grande tras los fogones. Estudió Periodismo y se le da bien la palabra. Entiende que quien va a su casa busca la fabada (la mítica fabada) y el arroz con leche (diferente…más denso y cremoso, con esa característica capa de caramelo quemado)…pero también quiere conocer la versión más creativa y evolucionada de una cocina que respira tradición y arraigo.
Pedro Morán, padre y alma mater del lugar, acompaña a diario a Marcos en el restaurante. Él se encarga de supervisar y realizar personalmente las compras. Él traspasó el testigo a su hijo, consciente de la responsabilidad que le venía ya de 3 generaciones atrás. Y la tradición se convirtió en evolución, en riesgo controlado, en sumar sin perder el sello de una casa y una familia plenamente arraigada al producto, la recolección y la representación de una comunidad en la mesa. En el paladar.
¿A qué jugamos? reza el menú de esta temporada que @marcosmoran propone. Pequeños bocados iniciales (la manzana, el pepino, el puerro) y de sello inconfundible como el bocadillo de quesos asturianos o la croqueta de compango. Trabaja y propone verdura, perfectamente crujiente en una minestrone que divierte siendo plato principal…¡y postre!. Dejo el juego para el que lo pruebe…
La ostra con una amalgamada salsa de caviar, la kokotxa aliñada, la lubina, el cerdo con setas y mostaza y el sorprendente bogavante con huevo y trabajado con gelatina y patata…¡impresionante!. No falta la fabada, servida en dos servicios para degustarla con mayor independencia y sabor.
Este es uno de esos lugares dónde merece la pena parar, dónde hay que ir, que hay que conocer….Es historia forjada en cada rincón de una tradición. Historia contada en cada anécdota con la que Marcos y Pedro nos deleitan durante el ágape….Es tecnica nacida del estudio, de la observación y del trabajo. Es amor por el producto e interés por llevarlo al plato puro y autóctono sin dejar de jugar con la buena mano de los chefs, que ojalá perduren su legado…Sitios así no deberían dejar de existir nunca…
1 Michelin Star and 3 Repsol Suns.
The tour for my husband’s “One Man Show” continues to give us the chance to explore Spain and its restaurants. Gijón welcomed us in the middle of a heat wave with a cool and pleasant atmosphere and an obligatory stop in Prendes. Standing there for over 130 years is the unassuming and unique restaurant that puts this Asturias culinary hotspot on the map. The greatness of Marcos Moran (@marcosmoran) stretches well beyond the kitchen. He studied journalism and has a way with words. He understands that people come to his restaurant for the “fabada” stew (the mythical fabada) and the rice pudding (different, denser, and creamier, with that characteristic layer of burnt caramel), but that they also want to experience the more creative and evolved version of a cuisine that exudes tradition and rootedness.
Pedro Morán, his father and founder of the place, accompanies Marcos at the restaurant each day. He’s in charge of supervising and personally placing the orders. He passed the baton to his son, who is aware of the responsibility upon him dating back three generations. Tradition was reborn as evolution, as controlled risk, adding on without losing the essence of a restaurant and a family that are fully rooted in the products, the harvest, and the representation of a community on the table and on the palate.
What shall we play? is the title of this season’s tasting menu from (@marcosmoran). Small bites (the apple, the cucumber, the leek) start us off with that unmistakable touch, like the canape of Asturian cheeses and the “compango” croquette of fabada meats. Vegetables are to follow, perfectly crunchy in a fun minestrone main. Then dessert! I’ll leave that to be discovered.
Other courses include the oyster with an emulsified caviar sauce, the marinated fish cheeks, the sea bass, the pork with mushrooms and mustard, and the surprising lobster with egg, prepared with gelatin and potato…impressive! There is fabada, of course, served in two courses so as to be enjoyed with more independence and flavor.
This is one of those places that’s worth a stop, where you should go and see for yourself. It’s history forged in every corner of a tradition. It’s history told in every anecdote that Marcos and Pedro amuse us with during the feast. It’s technique born out of study, observation, and effort. It’s a love for products and a desire to serve them in pure, local dishes, always with the playful expertise of the chefs, whose legacy I hope will endure. Places such as this must never cease to exist.