El antiguo Tickets de los hermanos Adrià.
Ha vuelto. Y con él esa alegría y cosquilleo que supone volver al lugar dónde fuiste feliz (perdóname Maestro Sabina…). Diferentes dueños, gestión empresarial renovada pero con la misma esencia, sorpresa y expectación que siempre, la nueva propuesta del extinto Tickets parece llegada para quedarse.
Es inevitable. Volver, entrar, comparar, buscar, conversar sobre la evolución… pero el corazón manda. La razón impone cordura, el alma pide lo que os recomiendo: déjate llevar, juega, olvida lo que fue y recrea lo que has venido a hacer: divertirte comiendo.
Eso, en definitiva, es el nuevo @teatrokitchenbar. El mágico @oliverpenyaluque (ex Enigma) convence con todos los snacks que consolidó en la anterior propuesta. No hay muchos lugares dónde a base de pequeños bocados, a cual más innovador, divertido y, principalmente, sabroso, el ágape transcurra entre el “mmmm” del último bocado y el “oooh” del nuevo que llega a la mesa.
Conocía bastantes de los snacks que probamos : las olivas (perennes en el recuerdo colectivo de una de las primeras explosiones en boca que nos cautivó), el corte de parmesano, el pulpo al carbón, el airbaguette (en esta ocasión de velo de tocino ibérico) o el mollete trufado (nunca pidais menos de 2 por cabeza….¡son adictivos!)
Y me dejo llevar por las nuevas y convincentes propuestas: las palomitas bravas (¡bravo!), la pizzeta de stracciattella ahumda y cherry, el aguachile de pez limón, las ortiguillas de mar (impresionantes), las sardinas con tártara y jamón, el arroz negro con sepietas….El servicio es ágil y seguro, algo que ya se pone en alza tras esta época de incertidumbres y falta de personal cualificado para locales realmente necesitados de ello. Aquí te siguen animando a seguir, a consultar cualquier duda, a caminar por el sendero de la constante sonrisa y el achinado de ojos que provoca una explosión de sabor en boca.
Lo tengo claro. Sigue siendo un estandarte. Se convierte en una propuesta fantástica para invitar al recién llegado a la Ciudad Condal o al amigo al que quieres sorprender. Para intimar con una propuesta diferente y exquisita y para divertirte en grupo con un sinfín de platillos coloridos, frescos y realmente dignos de cualquier celebración.
Además, fruto de la situación que hemos vivido o de los reajustes que muchos sectores han tenido que hacer, la propuesta es ahora apta para mucho más público. Con un ticket medio que ronda los 55€ sin bebida se convierte en una perfecta celebración especial. O en un final del día único. Porque ahora se puede comer y cenar. Doble turno de diversión.
Escribir este post me emociona. Realmente. Me puede el mucho cariño que profeso desde hace muchos años a mis queridos @pedro_iglesias75, @borjaiglesiasfernandez, @jc_iglesias_fernandez, los tres hermanos que consolidaron la cocina gallega en Barcelona y a los que me une el lugar de origen y mucha de su filosofía empresarial. Además de años de amistad. Son buena gente. Mucho. Y merecen lo que van a revivir, seguro, en este Teatro, que levanta el telón para todos los que quieran vivir algo único, especial y de calidad. ¡¡Pasen y vean!! Que nadie se lo pierda. Ya me lo contaréis…
It used to be Tickets, run by the Adrià brothers.
It’s back, and with it those butterflies in the stomach you feel upon returning to the place where you were happy (my apologies to Maestro Sabina…). There are different owners and new management, but that same essence, surprise, and expectation remain. It seems the new version of the former Tickets is here to stay.
It’s inevitable. You come back, walk in, compare, search, discuss the evolution…but the heart knows what it wants. Reason dictates good sense, but I recommend giving in to the soul: getting carried away, playing, forgetting what it used to be, and recreating what you’ve come here to do, which is to have a fun meal.
That, ultimately, is the new Teatro Kitchen Bar. The magical Oliver Peña Luque (formerly of Enigma) impresses with all the snacks from his previous venture. There aren’t many places where small bites — innovative, fun, and above all, delicious — carry your meal from the “mmmm” of your last mouthful to the “oooh” of the next one arriving at the table.
I was familiar with many of the snacks we tried: the olive-s (mainstays in the collective memory of one of the first mouth explosions that drew us in), the parmesan ice cream, the grilled octopus, the airbaguette (now with a veil of Iberico pork fat), and the truffle brioche (never order fewer than two per person, they are addictive!)
Then I broke free to explore some of the compelling new menu options: the “brava” spicy popcorn (bravo!), the pizzetta with smoked stracciatella and cherry, the hamachi “aguachile”, the sea anemone with codium sauce (impressive), the sardines with tartar sauce and ham, the black rice with baby squid. The service is agile and confident, something we are seeing more of these days on the heels of so much uncertainty and lack of skilled staff for restaurants that really require it. Here they encourage you to stay longer, to ask any question you may have, and to walk the path of the constant smile and blissful expression sparked by an explosion of flavor in your mouth.
This much is clear: it’s still a standard-bearer. It’s a great place to bring a visitor who’s just arrived to Barcelona or a friend you wish to surprise. It’s a wonderful option to cozy up with a unique and exquisite menu and enjoy group meals with countless dishes that are colorful, fresh, and truly worthy of any celebration.
Plus, whether as a result of the situation we’ve just emerged from or the readjustments being seen across multiple sectors, it’s now accessible to a much wider audience. With an average price of around €55 not including drinks, it’s the perfect way to celebrate a special event. Or to round out a very unique day, because they’re now serving both lunch and dinner. It’s fun on a double shift.
I’m getting emotional just writing this post. I’m not kidding. I’m overwhelmed by the great affection I’ve felt for many years toward my beloved Pedro, Borja , and Juan Carlos Iglesias, the three brothers who solidified Galician food in Barcelona and with whom I share a homeland and much of their business philosophy, in addition to years of friendship. They are good people, among the best. And they deserve everything they are sure to experience once again in this Theater, which is setting the stage for anyone who wants to live something unique, special, and high-quality. Come see for yourself!! It’s not to be missed. Let me know what you think…