Ex Bulli el chef ha pasado también por Arzak y Akelarre. De los pocos lugares en Barcelona dónde poder tomar el all-i-pebre (plato típico de la Albufera valenciana).
Hacía mucho tiempo que debíamos la visita a este local del Raval de Barcelona, dónde el chef Tonet Romero afianza ahora su cocina en el local, tras pasar por diferentes emplazamientos, nombres y cambios de socios.
SUCULENT no me ha gustado….¡Me ha encantado!. La experiencia, que se puede disfrutar en dos menús degustación (corto y largo) o en platillos individuales se convierte, para mí, en una de las mejores opciones de la Ciudad Condal para probar platillos de toda la vida con el toque creativo, original y acertadísimo del chef de Nules (Castellón).
El tartar de sepia con leche de almendras es un bocado dulce-salado y perfecto para iniciar el ágape. Le siguen los erizos con royal de ceps y trufa con caviar, las cremosas y crujientes croquetas de pato rustido y un paté de mejillones en escabeche, servido con patatas chips que se va a convertir ya en el aperitivo con el que recibiremos a nuestros invitados en próximos (y añorados) encuentros en casa, una delicia.
El viaje toma velocidad, el servicio en mesa es rápido, efectivo y amablemente atendido por Pedro, que domina a la perfección el ritmo y la atención al cliente. Le siguen los guisantes que, por primera vez, degustamos con hojas de ostra a modo de taco…¡una excentricida! que al paladar se agradece por la rebaja del dulce que ofrece el sabor de la hoja.
Los puntos álgidos del festival de platillos se alcanzan, en mi opinión, con el foie a la brasa al Café de París (¡que suavidad y qué delicia al paladar!), el steak tartar sobre tuétano a la brasa (un clásico que no debería abandonar nunca la carta), la raya a la mantequilla negra con puré de patata cítrico (impresionante el punto del pescado y el punto cítrico del puré, una perfecta combinación) y el all-i-pebre, un guiso de la Albufera valenciana a base de anguila, patata, ajo, guindilla y pimentón rojo al que no me puedo resistir. Muero por ese plato. Quizás con un pelín de exceso de azafrán en el all-i-oli que mataba el necesario punto de la patata. Pero la gelatina y textura de la anguila estaban perfectas, en su punto.
Las colmenillas y las albóndigas, también de pato, completan los platos salados. Perfectos, en su justa medida, con el sabor de la cocina de toda la vida y toques de creación dignos de reseña. Las fresas rellenas de chocolate blanco con vainilla y yogurt rematan sobradamente una comida que se convierte en un “tenemos que volver…”, algo que no siempre nos llevamos de los locales que visitamos….
Suculent es digno merecedor de los buenos piropos gastronómicos que ha recogido durante todos estos años. Y Toni Romero un chef al que no perder la pista….joven, certero y con un estilo de cocina que se agradece y se necesita.
Former El Bulli chef who has also worked at Arzak and Akelarre. Of the few places in Barcelona where you can try all-i-pebre (typical dish from the Albufera of Valencia).
We’ve been meaning to visit this restaurant in the Raval district of Barcelona for quite a while now, where chef Toni Romero has finally opened his own establishment after going through different locations, names and partnership changes.
I didn’t like Suculent … I loved it! The experience, where you can choose between two tasting menus (short and long) or order individual small plates, is, to me, one of the best options in the Catalan capital for classic dishes with a creative, original and flawless touch courtesy of the chef from Nules (Castellón).
The cuttlefish tartare with almond milk is a perfect sweet-and-salty bite to start the feast. It is followed by urchins with a cep mushroom and truffle royale and caviar, the creamy and crunchy croquettes of roasted duck, and a marinated mussel pâté served with potato chips which will now become the appetizer with which we receive guests at upcoming (and long-awaited) dinner parties, a treat.
As the journey picks up speed, the table service is fast, effective and pleasantly delivered by Pedro, who perfectly masters the pace and the customer service. Next come the peas in oyster leaves, in a novel play on a taco. How eccentric! The flavor of the leaf is a welcome offset to the dish’s sweetness.
The pivotal points of this festival of small plates are achieved, in my opinion, with the grilled foie gras with Café de París sauce (so smooth and delightful on the palate!), the steak tartare over grilled bone marrow (a classic that should be a staple of this menu), the skate in black butter with citrus mashed potatoes (impressive cook on the fish and citrus note in the potatoes, a perfect combination), and the all-i-pebre, a stew from the Albufera of Valencia made with eel, potato, garlic, chili and red paprika that I can’t resist. I adore that dish. Perhaps there was a bit too much saffron in the aioli, drowning out the crucial bite of potato. But the gelatin and texture of the eel were perfect, just right.
The morels and the duck meatballs finish off the savory portion of the meal. They are perfect, cooked just to medium, with all the flavor of tradition and some creative touches worth a second look. The white chocolate filled strawberries with vanilla and yogurt are a wholehearted conclusion to a meal that has us wanting to come back, which is not always the case with the restaurants we visit.
Suculent is well deserving of the gastronomical fanfare it has received over the years. And Toni Romero is a chef to watch… young, poised and with a style of cooking that is both appreciated and needed.