Un restaurante abierto de 13h en adelante con cocina ininterrumpida. Dos espacios en un único local. Convive con el Atelier dónde RAMON elabora su alta cocina
Demostrada queda en mis 25 años de historia gastronómica mi absoluta admiración por Ramón Freixa a quien sigo desde que siendo un joven se curtió en los fogones de las cocinas de sus padres y con el mayor de los ímpetus emprendió instalándose en la capital. Hoy, “taitantos” años después consigue, creo, su proyecto más propio, más personal, el de su identidad propia y el de mayor calado, incluso por el logro de sus 2 Estrellas Michelín conseguidas en su anterior restaurante.
Y lo digo porque Ramon a tan sólo unos meses de haber abierto su nuevo lugar, está en su mejor momento. Mantiene su delicada y exquisita forma de hacer en “Atelier”, un lugar reservado para unos pocos en una barra dónde seguir deleitandose con sus creaciones más logradas. Su espacio más creativo, artístico y refinado. Y centraliza en el principal espacio del restaurante su “Tradición” su esencia más vinculada a la cocina de siempre, la de mesas de familias, de empresarios y de jóvenes del barrio. La de un lunes, un domingo o la noche de un sábado… La base de la buena cocina, de producto, excelentemente tratada y con un servicio impecable, digno de la Calle Velázquez, dónde se encuentra. Horario ininterrumpido, clásicos recuperados como el cóctel de gambas, platos invencibles y perennes como el canelón, las setas, los raviolis de patata con butifarra del perol, mariscos, chacinas, excelentes cortes de carne de Discarlux, caviar, burbujas….La carta de Ramón es larga, llena de apetecibles platos y con un servicio impecable en un gran salón con un magnífico interiorismo de Alejandra Pombo.
Recibe David del Castillo, el otro alma mater del lugar. Un recibimiento elegante, cálido, de lujo, como es David, el encargado de que todo esté bien, el corazón tras el chef, la mano en la que se apoya incondicionalmente Ramon. Discreción y elegancia.. Se abre la escalinata hacia el piso superior dónde se ven ya las mesas rebosantes y el ambiente destila savoir faire. “¿Unas burbujas?. Siempre el primer trago hace homenaje a la bebida favorita de David y Ramon, que da nombre a su mascota, su delicioso “Bubbles”
De los platos poco más hay que contar. Las imágenes hablan por sí solas. Guisos, salsas, verduras, mar y montaña, surtido de acompañamientos para cualquier elección. Un festival de comida casera, tradicional y magistralmente ejecutada. Hay carros de servicio y exhibición al público, cócteles, guiños cariñosísimos en los postres como el croissant o los besos… Es un lugar al que ir a menudo, dónde siempre te encuentras a alguien y siempre te hacen sentir como en casa. Un sitio que dará mucho que hablar en Madrid dónde lo efímero ocupa mucho del panorama gastronómico actual pero dónde lugares como este, sin duda, están llamados a quedarse… Muchísimo tiempo. Larga vida al regreso al origen.
A restaurant open from 1 p.m. onwards with uninterrupted service. Two spaces in a single location. It coexists with the Atelier where RAMON prepares his haute cuisine
My 25 years of gastronomic history have proven my absolute admiration for Ramón Freixa, whom I have followed since he was a young man who cut his teeth in his parents’ kitchens and then set out with great enthusiasm to establish himself in the capital. Today, “so many” years later, he has achieved, I believe, his most personal project, the one that best reflects his own identity and has the greatest significance, even more so given the two Michelin stars he earned at his previous restaurant.
I say this because Ramon, just a few months after opening his new place, is at his best. He maintains his delicate and exquisite style at “Atelier,” a place reserved for a select few at a bar where they can continue to enjoy his most accomplished creations. It is his most creative, artistic, and refined space. And he focuses his “Tradition” in the main space of the restaurant, his essence most closely linked to traditional cuisine, that of family tables, businesspeople, and young people from the neighborhood. That of a Monday, a Sunday, or a Saturday night… The basis of good cuisine, of excellent ingredients, treated with care and impeccable service, worthy of Calle Velázquez, where it is located. Open all day, it offers rediscovered classics such as the shrimp cocktail, unbeatable and timeless dishes such as cannelloni, mushrooms, potato ravioli with butifarra del perol sausage, seafood, cold cuts, excellent cuts of meat from Discarlux, caviar, bubbles… Ramón’s menu is extensive, full of appetizing dishes and impeccable service in a large dining room with magnificent interior design by Alejandra Pombo.
David del Castillo, the other alma mater of the place, welcomes us. An elegant, warm, luxurious welcome, just like David himself, who is in charge of making sure everything runs smoothly, the heart behind the chef, the hand on which Ramon unconditionally relies. Discretion and elegance. The staircase opens up to the upper floor, where the tables are already overflowing and the atmosphere exudes savoir faire. “Some bubbles?” The first drink always pays homage to David and Ramon’s favorite drink, which gives its name to their mascot, their delicious “Bubbles.”
There is little more to say about the dishes. The images speak for themselves. Stews, sauces, vegetables, surf and turf, an assortment of side dishes for any choice. A festival of homemade, traditional, and masterfully executed food. There are service and display carts, cocktails, and affectionate nods in the desserts, such as croissants or besos… It’s a place to go often, where you always meet someone and always feel at home. A place that will be the talk of Madrid, where the ephemeral occupies much of the current gastronomic scene, but where places like this are undoubtedly here to stay… for a very long time. Long live the return to the origins.
