La selección musical es una maravilla. Grandes exitos del rythm and blues de los 70 y 80.

Se ha convertido en unos de los gastrobares más solventes y divertidos de la Ciudad Condal. El chef y propietario Iván Castro ya hace años que había confirmado el local como un centro de platillos y tapas que huyen de lo convencional y lo clásico para reconvertirse en un lugar dónde dejarse llevar por las propuestas culinarias del pequeño bocado. Ahora, con la incorporación de los chefs Jaume Marambio y Fran Agudo curtidos en las cocinas de los lamentablemente desaparecidos Tickets y Pakta, el nivel creativo y de evolución ha crecido y se consolida ya como la mejor elección para tomar un buen vino y acompañarlo de snacks originales, frescos, sorprendentes y con un delicado trabajo de concepción.

Escogemos un recorrido de pequeños bocados que se inicia con la ostra con kimchi y cereza, rallada en mesa, el crujiente de jalapeño y maíz (un perenne en carta que sigue ofreciendo uno de los mejores snacks en la carta, equilibrado en el dulce del maíz y el picante del chile…¡delicioso!. El canapé de pollo y calamar permite disfrutar del crujiente de su exterior, en un puro placer de comer piel de pollo frita, el sandwich de pies de cerdo y camarones, otra de las muchas sorpresas de la carta, que se convierte desde ya en uno de mis favoritos.

Completan el ágape el mochi de sobrasada ibérica y queso de mahón (de esos que se degustan con lentitud y placer en boca), la tarta de perréchico y Gorgonzola (dónde encontramos a faltar un punto de queso más acentuado) y las espardeñas a la carbonara, que ya habíamos degustado en ocasiones anteriores y que son una maravillosa locura. Lástima que probablemente la intensidad de la panceta hace que la salsa esté un punto más salada de lo deseado….

Los postres confirman el lugar como un centro de creatividad y diversión como pocos en Barcelona. La carrot cake es una explosión de sabor y frescura, muy alejada del bizcocho y la textura que muchos podrían esperar… hay que descubrirla. Las fresas con pimiento del piquillo y helado de vainilla (si, sí…habéis oído bien) es otro ejemplo.

La cocina promete nuevas sorpresas, la (r)evolución acaba de comenzar. La opción de comer en la terraza, una de las más cuidadas y con toque parisino de la ciudad se convierte en otro buen motivo para la visita.


Wonderful musical selection with top R&B hits from the 70s and 80s.

It has become one of the most successful and fun gastrobars in Barcelona. It’s been years now since chef and owner Ivan Castro put it on the map as a hotspot for highly unconventional and non-traditional tapas and small plates and a place to be carried away by bite-sized culinary wonders. Now, with the addition of chefs Jaume Marambio and Fran Agudo , who came up in the kitchens of the regrettably now-closed Tickets and Pakta, the creativity and evolution have flourished, confirming it as the best choice to have a good wine accompanied by snacks that are original, fresh, surprising and impeccably conceived.

We chose a selection of small bites that started with the oyster with kimchi and cherry, shredded tableside, and the crispy jalapeño and corn, a staple of the menu that remains one of the best snacks on offer, balancing the sweetness of the corn and the spice of the chile…delicious! The chicken and squid canape is crunchy on the outside with the purest pleasure of fried chicken skin, and the pork trotters and baby shrimp sandwich, another great surprise, has now become one of my favorites.

The feast continues with the Iberian sobrasada and Mahón cheese mochi (to be eaten and savored in the mouth slowly), the perrechico mushroom and Gorgonzola tart (missing a sharper hit of cheese, in our opinion), and the sea cucumber carbonara, a wonderfully crazy dish we had tried on previous occasions. Unfortunately, the intensity of the pork belly gives the sauce a bit too much saltiness.

The desserts certify the restaurant as a center of creativity and fun like few others in Barcelona. The carrot cake is an explosion of flavor and freshness, far from a typical sponge cake or the texture that many have come to expect. It is worth discovering. The strawberries with piquillo pepper and vanilla ice cream (yes, you heard right) is another example.

The kitchen promises new surprises; the (r)evolution has just gotten started. The option to eat on the lovely terrace with Parisian touches is another great reason for a visit.