Con coctelería. Dicen que es el mejor pato laqueado de Madrid.

Probablemente esta sea una de esas ocasiones en las que muchos de vosotros no compartáis conmigo mi opinión o que estéis radicalmente en contra. Lo entenderé pero no puedo faltar al principio de veracidad y sinceridad que rigen mis publicaciones desde que comencé esta aventura…

Será franca y concisa. Una decepción.

Recién llegados a MADRID Don Lay, se convierte en uno de los primeros restaurantes a visitar. Muchos años oyendo hablar, muchas expectativas creadas: “el mejor coreano de Madrid…”, “cocina china como no hay otra…”, “referente en alta cocina cantonesa”……La experiencia comienza, además, con un lugar único. Un precioso espacio en un emplazamiento idóneo. El restaurante, reubicado en 2019, tiene una gran barra en la entrada de cócteles y dim sums y una sala central con mesas bien distribuidas.

En esta ocasión nos decantamos por el canelón de langostino crujiente, un par de Dim Sums que nos recomiendan amablemente (el servicio, sin duda, lo mejor del lugar) y hacemos espacio para la especialidad: el pato laqueado. El cocinero se acerca a nuestra mesa para proceder al corte y presentación. Escoge sólo las partes más limpias y crujientes de la piel, separa la parte más pegada, donde están los bocados más sabrosos y nos explica el proceso para crear cada rollito. El pato se sirve, además, en 2 pases con una segunda presentación que varían según la temporada: caldo, ensalada… Tienen una oferta en carta que pasa también por carnes, pescados y mariscos al wok y otra de las especialidades, el cochinillo entero laqueado que debe pedirse con antelación.

Los platos están buenos, se trata de un buen lugar. Pero quizás venimos mal acostumbrados… Ni se acerca de lejos a la altura y nivel de cualquiera de los restaurantes del Grupo Kao en Barcelona y Andorra. La pasta de los dimsums, la infinita variedad, la jugosidad y explosión crujiente de sus patos… Por no hablar de los mochis finales, con una pasta que se quiebra en los bocados, cuarteada en boca, sin lograr la comunión perfecta con el cremoso helado de su interior….. Recomiendo mucho más el postre de hojaldre de yemas con forma de cisne….quizás el único punto sorpresivo del ágape.

Vuelvo al inicio de mis palabras. Seguro que muchos no estáis de acuerdo, sé que Donlay es una de las ofertas más solicitadas en este tipo de gastronomía en la ciudad…..Pero quizás, como dice Pastora Soler “la mala costumbre” de haber probado los mejores dim sums probablemente de España hacen que mi visita no supere mis expectativas previas…


Its cocktail bar. Said to have the best Peking Duck in Madrid.

This will probably be one of those times where many of you don’t share my opinion or are in radical disagreement. I’ll understand, but I must remain faithful to the principle of truthfulness and sincerity that has governed my posts ever since this adventure began.

I’ll be frank and succinct: a disappointment.

Don Lay has become one of the first restaurants to visit upon arrival in Madrid. We’ve been hearing about it for so many years, and our expectations were high: “the best Korean in Madrid,” “Chinese food like no other,” “benchmark of Cantonese haute cuisine.” Moreover, the experience begins with a unique venue: a beautiful space in an ideal location. The restaurant, relocated in 2019, has a large cocktail and dim sum bar at the entrance and a central dining room with a good arrangement of tables.

On this occasion we ordered the crunchy lobster cannelloni and some dim sums recommended kindly to us (the service is undoubtedly the best part). We wanted to leave room for the star dish: the Peking Duck. The cook came to our table for the carving and presentation. He chooses only the cleanest and crispiest parts of the skin, separates the meat sticking to it, which are the most flavorful bites, and explains the process of making the roll-ups. The duck is served in two courses with a second presentation that varies seasonally: broth, salad, etc. The menu also features wok-cooked meats, fish, and seafood, and another specialty, the lacquered whole suckling pig, which must be ordered in advance.

The dishes are good, and it’s a good place. But perhaps we’ve been spoiled. It falls far short of the heights and level of any of the Grupo KAO restaurants in Barcelona and Andorra, with their dim sum dough, the infinite variety, the juiciness and crunchy explosion of their ducks. And that’s not to mention the mochi desserts, with a dough that cracks in your mouth, breaking into quarters, without achieving that perfect communion with the creamy ice cream inside. I’d recommend the swan-shaped yolk puff pastry instead; it was perhaps the only surprising point of the entire meal.

So we’re back to where we began. I’m sure many of you disagree; I know Don Lay is one of the most popular options for this cuisine in the city. But perhaps, as Pastora Soler says, “the bad habit” of having tried what are probably the best dim sums in Spain meant that my visit didn’t exceed my expectations.