Bellavista, Jardín del Norte, Barcelona.
El espacio es magnífico, asombroso, yo diría que único en la Ciudad Condal. Bajo la tutela de los afamados hermanos Iglesias, en colaboración en este caso con los hermanos Messi, este local de más de 1.000m2 alberga un pueblo completo en su interior: iglesia, barbería, colmado, bar, la plaza, el jardín… un lugar digno de ver y de descubrir. Ante la no demasiado extensa carta se descubre una variedad un poco inconexa de oferta gastronómica (sushi, arroces, frituras de pescado y baos chinos).
Platos correctos, buen y rápido servicio(amenizado los fines de semana con juegos de manos a cargo de un mago) y sabores logrados. Excelente la ensaladilla de buey de mar con gambas y en su punto la pluma ibérica.
Lo mejor, el espectáculo visual ante el comensal que se completa, finalizado el servicio, con un cóctel y la opción de hacerse una partida de dominó mientras la sumiller, avezada y dispuesta, dibuja con arte las caras de los más pequeños comensales.. Y es que, a diferencia de muchos restaurantes, en éste los niños son muy bien recibidos.
Se les ve en el jardín, jugando a máquinas de marcianitos como las de antes, sonriendo en el baño con los audios incorporados y rellenando las jarras de agua de las mesas que ellos mismos sirven a sus mesas… Una experiencia más de ocio y diversión que de excelencia gastronómica. Para comer en familia un domingo…
Bellavista, Jardín del Norte, Barcelona
The space is magnificent, stunning, and I would say unique in Barcelona. Under the tutelage of the famed Iglesias brothers, in collaboration this time with the Messi brothers, this more than 1,000 meters-squared locale houses a village on its inside: church, barber shop, beehive, bar, town square, garden… a place worthy of seeing and discovering.
The not-too extensive menu features a somewhat disjointed variety of gastronomic offerings (sushi, rices, fried fish and Chinese bao). Correctly prepared dishes, good and fast service (spiced up by a magician and his tricks on weekends) and good flavors. The spider crab ensaladillawith shrimp is excellent, and the pluma (a cut of pork) Ibérica is perfectly cooked. The best part is the visual spectacle that plays out in front of diners, once service is over, with a cocktail and the option to play a game of dominoes while the sommelier, seasoned and willing, artfully paints the faces of the youngest diners. Unlike many other restaurants, children are very welcome here. You can see them in the garden, playing retro games like space-invaders, smiling in the bathroom with its incorporated soundtrack, and filling the self-serve pitchers with water for the tables. An experience that is more about entertainment and fun than gastronomic excellence. Perfect for a family meal on a Sunday.