BAR OMAR, Barcelona

Ambientación musical estupenda, local divertido y con personalidad.

@baromarbcn es uno de esos locales que, una vez has visitado, sabes que se convertirán en uno de tus imprescindibles. Un lugar que ya se ha convertido en un referente para los habituales de la cocina de Omar Díaz, un chef joven, preparado y con ese punto canalla y divertido que hacen que parezca que lo conoces de toda la vida

Aconsejados por él probamos las croquetas de pollo rustido y jamón (atención al perfecto y crujiente rebozado), las bravas (que resumen uno de los conceptos de base del restaurante: mar y montaña…la salsa de tomate lleva reducción de cabeza de gambas en su preparación…diferente y adictivo) y la más que correcta empanadilla, la coca-sandwich con panceta, queso y pesto (buenísimo).

Pero en Bar Omar lo diferente es que, a parte de las tapas clásicas de siempre, buenísimas, Omar siempre sorprende con platos fuera de carta. Es el caso de unos de los mejores mejillones que hemos probado últimamente, al estilo thai con perfecto punto de picante y aderezo para mojar pan. Muy correcto también el steak tartar y originales los postres, con una cheesecake en obleas, ligera y cremosa y la torrija.

Clasificar este lugar de tapeo es complicado. Se define como bar pero escapa de la tradición y encorsetamiento de las tapas sin más. Ronea con los conceptos de bistró y vermutería pero su cocina promete experiencias que pueden llegar más allá. En todo caso Omar lo tiene muy claro: un lugar gastro de encuentro, de amigos, de buenos vinos y platillos para compartir que demuestran el buen hacer de un chef que dará mucho que hablar…


Great music, fun atmosphere, lots of personality.

After visiting Bar Omar (@baromarbcn) for the first time, you’ll know it’s bound to be an instant favorite. It’s a landmark for fans of Omar Díaz, a young and well-trained chef with a dose of merry trickster in him that makes him feel like a lifelong friend.

On his recommendation we tried the roast chicken and ham (with a perfect crispy breading), the bravas potatoes (which encapsulate one of the restaurant’s fundamental concepts of surf and turf, with a unique and addictive tomato sauce flavored with a prawn-head reduction), the excellent empanadilla, and the coca-sandwich with pork belly, cheese and pesto (delicious).

But what makes Bar Omar different is that beyond the exceptional classic tapas, Omar always has a few more tricks up his sleeve with the daily specials. That was the case with the mussels, some of the best we’ve had recently, with Thai seasonings, the perfect amount of spice and sauce for mopping. The steak tartare was another strong point. The inventive desserts include a light and creamy cheesecake with wafers, and a version of French toast.

It’s difficult to classify this type of tapas place. It calls itself a bar but steers away from the tradition and confines of mere tapas. It flirts with the idea of being a bistro or a vermouth bar, but the food promises experiences that go even further. In any case, Omar’s vision is clear: a gastro spot for meeting friends, with great wines and small plates showing off the expertise of a chef who’s giving us plenty to talk about.