De los mejores macarrones de la Ciudad Condal. Quiso nacer como una macarroneria pero se adaptó al barrio

Cocina catalana de taberna. Casa de comidas. Bar de tapas. Gastrobar de comida catalana. Sitio de platillos. Da igual cómo se llame. Apuntad en vuestras notas: imprescindible en Barcelona. Comida improvisada de sábado que nos permite reencontrarnos con Joan Martínez, un viejo amigo al que conocimos al frente de Inopia, disfrutamos durante años comandando Tapería Lolita y que está al frente ahora de Aüc Bar.

La historia ya es conocida en el mundo gastro catalán. Un bar que quiso ser macarronería (sí, habéis oído bien, un lugar donde sólo ir a comer macarrones en todas sus versiones), pero que (afortunadamente, porque nos ha permitido disfrutar de mucha mayor variedad) acabó convirtiéndose en una casa de comidas con platillos y tapas típicas catalanas.

Bajo la ágil, concreta y experimentadísima mano de Martínez, el lugar ocupa un pequeño local en una placita tranquila y plácida de Sant Gervasi, en Barcelona. La pequeña barrita se ubica justo frente a la cocina, el lugar mágico que comanda de forma acertadísima y resolutiva Eloy Bayarri, llegado también de otro gran clásico como es el Restaurante Coure.

Aquí se viene a comer bien. Muy, muy bien. De las mejores “sentadas” de los últimos meses en una barrita con un encanto que perdura.
Los macarrones, por supuesto, están de llorar. De vicio. De no olvidar y volver una y otra vez. Los hay en 3 versiones y no veo el día de volver para pedir las otras 2. Se convierte en mi prioridad gastronómica número 1. Os lo aseguro.

Pero no podéis dejar de probar la ensaladilla, a la que Eloy añade judía verde para aportar efecto “crunchy”, que se alegra en la mayonesa con un pelín de naranja y que se completa con ventresca de atún confitada por ellos mismos. Más lloros…

La croqueta del día es de “peus de porc” (pies de cerdo) y, aunque sabrosa y buena, no me parece el mejor plato de la carta. Sí me hace cerrar los ojos y deleitarme el espárrago blanco, recién cocido, servido aún caliente al estragón con mahonesa aromatizada con mostaza. Y, por supuesto, los macarrones. No hablaré más de ellos, aunque podría estar haciéndolo durante días… ¿qué tal si valoramos el mejor canelón que, hasta el momento, me he comido en un restaurante en Barcelona?… Hagámoslo. Apuntadlo. Como el de vuestras abuelas, os lo aseguro.

Buenas chacinas, platillos de cuchara y mucha variedad en una carta que ofrece platos del día, opciones fuera de carta y una corta pero esmerada carta de vinos. Añaden algún cóctel y postres de primer nivel, como las fresas con caramelo de vinagre fino, pimienta y ralladura de naranja, con las que vuelvo a verter lágrimas recordando las míticas que nos emocionaban en los lugares ya mencionados. Quiero salir y gritar a todo el mundo (Aüc es un grito que han adoptado como nombre) que no se pueden perder este lugar. Porque, además, los precios son realmente ajustados y se puede comer espectacularmente bien por unos 30-40 €. ¿Más motivos? El buen rollo del servicio, la agilidad de los platos, la calidez del espacio y la mucha sapiencia de sus creadores. Ah, sí… y los macarrones. Del número 6, como los de toda la vida… ¿os he hablado de ellos?

One of the best macarons in Barcelona. It wanted to be born as a macarroneria but it adapted to the neighborhood

Catalan cuisine of tavern. House of meals. Tapas bar. Gastrobar of Catalan food. Dish place. It does not matter what it is called. Write it down in your notes: a must in Barcelona. An impromptu Saturday lunch that allows us to meet again with Joan Martínez, an old friend whom we met at the head of Inopia, enjoyed for years running Tapería Lolita and who is now at the head of Aüc Bar.

The story is already known in the Catalan gastro world. A bar that wanted to be a macaroni bar (yes, you heard right, a place where you just go to eat macaroni in all its versions), but that (fortunately, because it has allowed us to enjoy much greater variety) ended up becoming a restaurant with typical Catalan dishes and tapas.

Under the agile, concrete and very experienced hand of Martínez, the place occupies a small space in a quiet and placid little square in Sant Gervasi, in Barcelona. The small bar is located right in front of the kitchen, the magical place run by Eloy Bayarri, also from another great classic, the Coure Restaurant.

Here we come to eat well. Very, very good. One of the best “sit-downs” of the last months in a bar with a charm that lasts.

The macaroni, of course, are to cry for. They are delicious. Not to forget and come back again and again. There are 3 versions and I can’t wait to come back to order the other 2. It has become my number 1 gastronomic priority. I assure you.

But you can not miss the ensaladilla, to which Eloy adds green beans to give a “crunchy” effect, which is brightened up in the mayonnaise with a hint of orange and is completed with tuna belly confit by themselves. More crying…

The croquette of the day is “peus de porc” (pig’s feet) and, although tasty and good, I don’t think it’s the best dish on the menu. I do close my eyes and enjoy the white asparagus, freshly cooked, served still warm with tarragon and mustard-flavored mayonnaise. And, of course, the macaroni. I won’t talk about them anymore, although I could be doing it for days… how about if we rate the best cannelloni I’ve eaten so far in a restaurant in Barcelona… Let’s do it. Write it down. Like your grandmothers’, I assure you.

Good cured meats, spoon dishes and a lot of variety in a menu that offers dishes of the day, off-menu options and a short but careful wine list. They add some cocktails and first class desserts, such as strawberries with fine vinegar caramel, pepper and orange zest, with which I shed tears remembering the mythical ones that moved us in the aforementioned places. I want to go out and shout to everyone (Aüc is a cry that they have adopted as a name) that you can not miss this place. Because, in addition, the prices are really tight and you can eat spectacularly well for about 30-40 €. More reasons? The good vibes of the service, the agility of the dishes, the warmth of the space and the great sapience of its creators. Oh, yes… and the macarons. Number 6, like the ones you’ve always had… have I told you about them?