Manteles de papel. Gran calidad a precio muy ajustado.

No hay manteles, siguen usando papel. No tienen Instagram ni cuelgan fotos en ningún sitio. No permiten reservas por web (de hecho, no tienen) y las fotos que veréis en este post no tienen la mejor calidad ni pretenden que tengan el mejor ángulo o la mejor luz. Lo reconozco. Es igual que pasa con el concepto de cocina de este lugar. El producto, la calidad y el trato familiar está muy por encima de la calidad de sus manteles o de sus sillas. Sin duda. Y además, con un aliciente único… pero esto os lo reservo para el final de este escrito…

De hecho, acompaña a la experiencia…. Este es de esos lugares que debéis apuntaros en vuestra libreta de imprescindibles si viajáis a Vigo próximamente. Debe ser vuestra primera parada gastronómica. Disparó su popularidad hace unos meses cuando Luís Enrique lo nombró en uno de sus malogrados directos de Twich y todo el mundo procedió a buscarlo…

Nosotros lo conocimos hace muchos años. Aún regentaba Lino la cocina. Allá por inicios de siglo….Y, desde entonces, es parada obligada en nuestras visitas a las Rías Baixas.

Mantienen la tradición de las “comidas por encargo”. Si tú quieres arroz o fideos, se encargan el día antes por teléfono. Así que hay que preparar el estómago para el ágape.

Siempre seguimos el mismo ritual en nuestras visitas. Empezamos por un surtido de marisco cocido, con lo que nos recomienden del día (si hay percebes traídos de la lonja, no os los perdáis) y pasamos a los platos calientes. Se sirven en amplias ollas de barro, hirviendo, como antiguamente…

Las cocochas son una de sus especialidades. Por cierto, sí, sí…allí las escriben así, sin K. A “lo gallego”. Las hacen de merluza y con una salsa verde a base de cebolla picada y perejil que nunca ya se os borrará de la memoria. La salsa fue creada especialmente por Estrella, la mujer de Lino que creció en la cocina del negocio. Ella lo forjó y dotó de ese espíritu familiar y casero tan ansiado por los buenos comensales. Y el resto es ya vox populi.

No dejeis de probar el arroz con bogavante. Lloraréis de emoción. Y los fideos, con esa sustancia y poso que los hacen únicos. Postres de 10. Uno de mis favoritos, la tarta De Santiago. Pero podéis escoger: el pudín, el arroz con leche…

Y sí, no me olvido. El aliciente final…¡El precio!. Este es uno de esos lugares dónde, al llegar la cuenta, la sorpresa será para bien. Las raciones son enormes y el precio ajustadísimo. Así que si hay un lugar dónde os quereis desquitar con una buena mariscada y platos abundantes, aprovechad porque este es el lugar. Además, el añadido del servicio. Regentado por Laura es siempre amable, servicial y cercano. De esos que te hacen sentir como en casa. ¡¡Apuntadlo!!


Paper tablecloths. Great quality at a very reasonable price.

There are no tablecloths here; they still use paper. They don’t have an Instagram account or post photos anywhere. You can’t book through their website (because they don’t have one) and the photos that you see in this post aren’t the best quality nor are they trying to get the best angle and light. I admit it. It’s just like the culinary concept of this restaurant. The product, the quality, and the friendly service far exceed the quality of the tablecloths and the chairs. There’s no doubt about it. Plus, there’s a singular incentive, but I’ll save that for the end of the post.

In fact, it’s part of the experience. This is one of those places to note down as a must for your next trip to Vigo. It should be the first restaurant you dine at. Its popularity skyrocketed a few months ago when Luís Enrique named it in one of his former Twitch streams and the whole world took notice.

We discovered it many years ago. Lino was still running the kitchen. That was early in the century, and ever since then, it has been one of our obligatory stops on our visits to the Rías Baixas.

They continue to uphold the tradition of “meals on request”. If you want a rice or noodle paella, you’ll have to call in your order a day in advance. And then prepare your stomach for the feast.

Our ritual is always the same. We start with an assortment of boiled seafood based on their catch of the day (if there are barnacles from the fish market, don’t miss out) and then move on to the hot dishes. They are served in large clay pots, boiling, like in the old days.

Fish cheeks are one of their specialties. They make them from hake with a green sauce of diced onion and parsley that will be burned forever into your memory. The sauce was created especially by Estrella, Lino’s wife who grew up in the restaurant’s kitchen. She shaped it and gave it that homespun family spirit that good diners love so much. And the rest was vox populi.

Make sure to try the rice with lobster. It will bring you to tears. And the noodle paella, with that substance and those leftover bits that make it unique. The desserts are a 10. The “tarta de Santiago” is one of my favorites, but there’s more to choose from: the pudding, the rice pudding, etc.

And no, I haven’t forgotten. The final incentive: the price! This is one of those places where when the bill arrives, you’re surprised in a good way. The portions are enormous and the price is extremely reasonable. So if there’s a place where you like to unwind with a good seafood platter and hearty dishes, you won’t want to miss this one. The service is another plus. Run by Laura, it’s always congenial, pleasant, and attentive. It makes you feel right at home. Add it to your list!!