Aún conserva el nombre de Botillería y fogón
En los primeros puestos de los mejores de Madrid desde hace años, #Sacha es de esos templos gastronómicos a los que siempre gusta volver. Todo suma en este pequeño bistró con aires afrancesados y un “patrón” a la cabeza que, además de un chef espléndido, es un buen tío, de esos con los que las horas pasan volando escuchando sus anécdotas y siendo partícipe de su vasta sabiduría.
Esas casas de comidas dónde el almuerzo se funde con la cena, dónde todo en compañía sabe mejor, dónde un buen vino adorna aún mejor la historia detrás de un plato que Sacha siempre regala a su clientela….
Esa tortilla vaga, marca de la casa, tantas veces “repetida” y por tantos homenajeada. En esta ocasión de panceta y trufa…¡gloria divina!. Esa falsa lasaña, con la pasta tan milimetricamente fina que casi cruje en la boca rellena de txangurro y con toque de erizo, ¡insuperable!.
Esos bocaditos de merluza a la romana que tanto recuerdan a la de nuestra infancia, con el meloso sabor de la mayonesa, hecha a partir del colágeno de la propia merluza. Ese carabinero en mortero, con su cabeza a modo de cuchara para no dejar de extraer ni uno sólo de sus jugos…¡inolvidable!. Y su particular homenaje al gran Dabiz Muñoz con el fin de fiesta servido en un lienzo con una tarta de queso tan inclasificable como deliciosa…¡única!
Gran servicio, impecable sala y sello de calidad y tradición únicos en la capital. Templo de los que van a comer bien. A disfrutar. A divertirse. ¡A vivir!…
It still keeps the old name of “Botillería y Fogón”
At the top of Best of Madrid lists for several years now, Sacha (#Sacha) is one of those gastronomic temples that is always great to revisit. Everything adds up in this small bistro with a French feel and a “boss” who is not only a splendid chef, but a good guy, the kind whose anecdotes and vast wisdom can keep you entertained for hours without even noticing the time passed.
It’s one of those restaurants where lunch melts into dinner, where everything tastes better with friends, and where a good wine adds the perfect final touch to the stories behind the dishes that Sacha always regales its customers with.
The “lazy tortilla” is the house specialty, so often repeated and praised. On this occasion we had the bacon and truffle version…just glorious! The false lasagna with its paper-thin pasta that almost crunches in the mouth is filled with spider crab and a touch of urchin…unsurpassable!
The bites of battered hake that whisk us away to our childhood, with the creamy flavor of mayonnaise made using collagen from the hake itself. The scarlet shrimp in a mortar with its head serving a spoon so as to extract every last bit of juices…unforgettable! And the particular homage to the great Daviz Muñoz in the dessert served on a canvas with a cheesecake that is just as unclassifiable as it is delicious…unparalleled!
Excellent service, impeccable dining room and a seal of quality and tradition that are unique in the capital. A temple for those who wish to eat well. To enjoy. To have fun. And to live!…