Lo hemos intentado. Dos veces. Pero, lamentablemente, no nos convenció la primera y nos decepcionó bastante la segunda…. Este restaurante mexicano se ubica en Pla de Palau, una concurrida y céntrica zona cerca del puerto de la Ciudad Condal.

Con variedades de mezcal y platos hechos en mesa

Regentado por Joan Begur, un chef catalán que trabajó muchos años en México, el local se presenta como un centro de auténtica y tradicional comida mexicana, pasando de largo por el tex mex más comercial y extendido.

La primera vez, hace un año y medio, fui de cumpleaños, invitada por una amiga. Y reconozco que la experiencia fue bastante decepcionante. La mala suerte nos acompañó esa noche: una copa y un bol de guacamole volcados en la espalda de una comensal, espera interminable entre los platos y un final amargo cuando, ya medio vacío el restaurante, y aún apurando nuestras copas, nos animaban a marcharnos bajo el compás de una escoba pasando sin cesar alrededor de nuestra mesa… Feo.

La segunda vez fue hace unas semanas. Limpié mi memoria de recuerdos y me lancé nuevamente a la degustación y experiencia sensorial…y lamentablemente no pude suplir muchos de los motivos que me hicieron pensar que el lugar no merecía una segunda visita.

Hay puntos a favor: el guacamole preparado en mesa (aunque su sabor carece del punto ácido del jugo de lima que tanto me gusta), la posibilidad de comer chapulines (insectos) sabrosamente preparados o el taco al pastor, en su punto. Además, muy a favor de sus postres: el elote (bizcocho de maiz) y el postre de 4 leches. Pero muchos más en contra: tortillas sin apenas consistencia ni sabor, largas esperas entre plato y plato, servicio sin ganas ni gusto y, sobretodo, margaritas que dejan mucho que desear. Y ese es uno de los principales puntos que hacen que nuestra cena se “desangele” bastante: un mexicano dónde no poder degustar auténticas y deliciosas margaritas pierde mucho, la verdad. Y eso que, anexo al restaurante, se ofrece una mezclaría dónde poder degustar licores y destilados…pero sin más.

En definitiva, una opción fallida (en mi opinión) que desmerece lo mucho que podría lograrse teniendo huerta propia y manos expertas tras los fogones y que, pese a todo, se ve desbordado de gente los fines de semana (aunque muchos de ellos son extranjeros…). Una pena que no sean capaces de ver sus errores y, sobretodo, enmendarlos.


We really tried. Twice. But, unfortunately, we weren’t convinced the first time and we were pretty disappointed the second… This Mexican restaurant is located in Pla de Palau, a busy and central area located near the port in Barcelona.

Helmed by Joan Begur, a Catalan chef that worked in Mexico for many years, the restaurant positions itself as a center for authentic and traditional Mexican cuisine, forsaking the typical and more commercial Tex-Mex style.

A wide variety of mezcal and tableside service

The first time I went here was on my birthday a year and a half ago, when a friend took me, and I confess that the experience was rather disappointing. It was not our lucky night: a drink and a bowl of guacamole were spilled down the back of a diner, the wait between dishes was unending and, at the end of the night, still nursing our drinks in a half-empty restaurant, we were encouraged to leave by a broom that endlessly swept the floor around our table… Rude.

The second time was a few weeks ago. I purged my head of memories and threw myself into the sensory experience with renewed vigor… Unfortunately, I couldn’t get past the various reasons that had made me suspect that the place didn’t merit a second visit.

There are some positives: the guacamole prepared tableside (although it lacks that acidic touch of lime juice that I love), the chance to eat flavorfully prepared insects, and the taco al pastor. The desserts are also great: the elote(corn cake) and the four-milk dessert. But there are many more negatives: tortillaswith little to no consistency or flavor, long waits between plates, unenthusiastic and uninspired service and, particularly, margaritas that leave a lot to be desired. And this is one of the main issues that cast an immediate pall over our meal: a Mexican restaurant where you can’t enjoy authentic and delicious margaritas loses a lot of points in all honesty. And this is when there’s a mezcal bar attached to the place where you can taste liquors and spirits… but that’s it.

In summary, a disappointing option (in my opinion) that is unworthy of everything that could be achieved by having one’s own garden as well as expert hands in the kitchen, and that, despite everything, is packed with diners on weekends (although many are foreigners). It’s a shame that they aren’t capable of seeing their failings and, above all, remedying them.