Probamos en esta ocasión el de Castellana, un local ciertamente un poco desangelado y con una iluminación a revisar… En mi sincera opinión los japoneses requieren de un trato lumínico muy cuidado en el local y favorece mucho la inmersión en su gastronomía… no es el ejemplo.
Dos restaurantes en Madrid, en Castellana y en Flor Baja
La calidad del producto es, sin embargo, magnífica. Miyama es una buena opción para comer con garantías, pero sin sorpresas… Lamentablemente la aparición y evolución de numerosas ofertas japos en la capital en los últimos años han ido en detrimento de ofertas más “clásicas” y quizás un poco estancadas en precios elevados y pocas novedades en su oferta…
El maki de atún picante con crujiente de tempura es de lo mejor que probamos. Cumplen también los niguiris y el temaki de cangrejo real y aguacate. La carta ofrece también tatakis, mushimonos(al vapor) y yakimonos (al grill) con amplio surtido de pescados.
Una propuesta que queda deslucida en medio del panorama actual de gastronomía japonesa de la capital pero que aguanta estoicamente, sinónimo de que sigue funcionando, probablemente con comidas y encuentro de empresa o una opción viable al ágape en una zona plagada de hoteles cercanos.
MIYAMA, Madrid
We tried the Castellana location, which we found rather soulless and badly in need of a lighting makeover. In my sincere opinion Japanese restaurants need very careful lighting to help you immerse in the cuisine, and this is not a good example to follow.
Two restaurants in Madrid, one on the Castellana and one on Calle Flor Bajar
The quality of the ingredients is, however, wonderful. Miyama is a solid option for a guaranteed good meal, albeit one with no surprises in store. Unfortunately the appearance and fruition of many Japanese restaurants in the capital in recent years has detracted from the more “classic” places that perhaps remain a bit stagnated in high prices and the same old things on the menu.
The spicy tuna roll with crispy tempura is the best thing we tried. The nigiri and the king crab temaki with avocado were also good. The menu also offers a wide selection of fish prepared as tataki, mushimono (steamed) or yakimono (grilled).
It’s a lacklustre menu in the midst of the capital’s current panorama of Japanese cuisine that stoically endures, meaning that it still works, probably with lunch menus and business meetings or as a viable option in an area full of hotels.