Casa de comidas. Opción de medias raciones.

Los que me seguís hace tiempo ya sabéis que tengo varias debilidades. Una de ellas es comer (obviamente). Otra de las destacadas es la especial y poderosa atracción que las “Casas de Comidas” (“Casa de Menjars” en catalán) hacen en mí. Me recuerdan a esos lugares con sillas peladas de inox y mesas sin mantel cerca del Mercado del Ninot dónde mis padres me llevaban a comer de pequeña con aquellas imponentes vajillas de inicios de los 80 y vasos de cristal grueso. Quizás aquello marcó en mí un poderoso instinto para saber detectar lugares con esencia. Véase el caso.

Más de 4 años y muchas recomendaciones después de conocerlos una escapada a Barcelona me permite conocer este pequeño local de Sant Antoni en la ciudad condal. Tres amigos de la infancia, dos de ellos a los mandos del proyecto, Ignasi y Marc García y @victor_rodenas a los mandos de la cocina, que abren un proyecto conjunto y aúnan experiencia y buen hacer en una casa de comidas modesta y aparentemente humilde. Y lo digo porque lo que pasa encima de sus mesas va mucho más allá de la honestidad con la que lo plantean. Se convierte en una experiencia de primer nivel.

Para empezar, el magnífico servicio. Tengo la suerte de ser atendida por Sonia, amable, precisa, rápida y concreta. Un lujo que en pequeños y modestos lugares se conciba tan bien el servicio en sala … por pequeña o comedida que sea. Siempre es un 10.
Me cuenta las opciones de pedir medias raciones (¡acierto! en una comida en solitario es la mejor opción) y la cantidad de platillos recomendable. Y a disfrutar se ha dicho.

Arranco con el brioche de steak tartar. Pequeño bocado inicial que descubre y alimenta la expectativa de que, como se dice en Catalunya, “al pot petit hi ha la bona confitura” (en tarros pequeños es dónde se encuentra la mejor mermelada….). Perfecto en sabor, textura y picante. Me sorprendo con el rollito de pollo a la catalana, que transforman en un aperitivo en dos bocados deliciosos. Siguen los puerros tratados casi como un “mel i mató” (queso fresco con miel) con una textura perfecta y una vinagreta de avellanas que completa y redondea en boca el sabor. Un toque dulce final que convence y completa.

La opción de pedir vinos por copas es magnífica para comidas en solitario. Brilla en el lugar la amplia selección dónde pedir una copa de vino no se reduce al “¿Ribera o Rioja?” sino que ofrece una opción real de elección mucho más amplia.
Tiemblo de emoción con los guisantes del Maresme a los que echo en falta un contraste que reduzca el maravilloso dulzor de su textura y finalizo con un “antojo” de macarrones con colmenillas que sacian mi necesidad de bucear en la forma de cocinar de este pequeño local.

Lo maravilloso del lugar es que trabajan con temporalidad y su producto varía en función del mercado. Así que cada visita permite añadir nuevas opciones. Es necesario reservar con antelación así que no dudéis en hacerlo…Una experiencia deliciosa conociendo comida canalla, guerrera, trabajada y con muchísimo talento detrás. ¡Y con gente tan joven! Enhorabuena maleducats…


Classic eatery with the option to order half portions.

Those of you who have been following me for some time know I have several weaknesses. Eating is one of them (obviously). Another big one is my special and powerful attraction to classic eateries (“Casas de Comidas” in Spanish and “Casas de Menjars” in Catalan). They remind me of those places with bare stainless steel chairs and linen-free tables near the Mercado del Ninot where my parents would take me for lunch as a little girl, with their sturdy 1980s dishware and thick glass tumblers. Perhaps that’s what gave me my powerful instinct for detecting restaurants with essence. Case in point.

More than four years and many recommendations later, a quick trip to Barcelona gave me the opportunity to discover this small restaurant in the Sant Antoni neighborhood of the Catalan capital. Three lifelong friends launched this project together — two of them, Ignasi and Marc García, at the helm, and Víctor Ródenas (@victor_rodenas) running the kitchen — to bring together their experience and expertise in a modest and seemingly humble eatery. I say that because what they serve at their tables goes well beyond the honesty of its concept to become a top-notch experience.

To begin with, the wonderful service. I was lucky to be waited on by Sonia, who is friendly, meticulous, fast, and specific. What a luxury in these small and modest restaurants when the dining room service is so well conceived, no matter how small or restrained. It’s always a 10 in my book.

She tells me about the possibility of ordering half portions (love it! the best option when dining alone) and the recommended number of small plates. Then she bids me to enjoy my meal.

I start with the steak tartare on Brioche, a small starting bite that reveals and feeds my expectations that, as they say in Catalonia, “al pot petit hi ha la bona confitura” (the best marmalade comes in small jars). It was perfect in flavor, texture, and spice level. I was surprised by the Catalan chicken roll, which they transform into a delicious two-bite appetizer. Next came the leeks prepared almost like a “mel i mató” (fresh cheese and honey) with a perfect texture and a hazelnut vinaigrette that completes and rounds out the mouthfeel. It’s an impressive and complementary final sweet touch.

The option to order wine by the glass is wonderful for solo dining. The restaurant has a nice long list, avoiding the limitations of the too-typical “Ribera or Rioja?” to offer lots of good choices.

I tremble with excitement over the Maresme peas, which are missing a contrast to reduce the wonderful sweetness of their texture, and I finish on a “whim” of macaroni with morels that quench my desire to delve into the way this small restaurant cooks.

What’s great about the place is that they work seasonally and their products vary based on what’s in the market. So there are new options with each visit. You have to book in advance, so don’t hesitate. It’s a delicious experience of exploring food that is street-smart, aggressive, well-crafted, and backed by loads of talent. And with such young people! Congratulations maleducats!