Recupera la filosofía de los snacks de El Bulli.

Albert Adrià es un referente. Un camino propio, un legado…Es historia de la cocina contemporánea y creativa. Fue «hermano de» y ahora forja su camino, plagado de éxitos y algún resquicio, que dejan señales visibles y necesarias para lograr el placentero estado de la comodidad. Familia y futuro. Comodidad y arrojo. Todo esto y su amplísimo conocimiento del medio, el producto y las técnicas hacen del nuevo Enigma un lugar imprescindible para la visita de cualquier amante de la gastronomía actual.

Navegó entre la incertidumbre de cómo renacer. Todos alguna vez hemos sentido esa sensación… Y ondear en mares de inquietudes y dudas no hacen más que reafirmar las opciones personales y caminos profesionales como los más consolidados y certeros. Este es el caso

Enigma retoma el vuelo. Está más que preparado. Es un bastión indispensable en el panorama catalán gastro. Comanda la nave un Albert seguro, orgulloso, consciente y plenamente volcado en un trabajo que ya obtiene sus frutos. Un menú delicado, sensible y ligero. Una propuesta única. Una comida inolvidable…

El magnífico y eficiente Xavi Alba comanda un equipo de sala que, ahora sí, discurre seguro por un espacio que mantiene su aire futurista y su decoración ecléctica y diferencial. Un universo etéreo dónde la certeza se obtiene en los bocados, en las pequeñas joyas sobre la mesa… Abren efímeros el ravioli líquido, la gelatina de naranja y wasabi, el air waffle de albahaca con crema de pistacho, la empanadilla de piel de agua con espuma de maíz y la nube nitro. Bocados etéreos pero intensos en sabor y persistencia en paladar.

El festival prosigue con el pañuelo de calamar, la burrata de leche de soja con habitas y trufa negra (¡qué delicia!), el tartar de atún con erizo de mar y sashimi de hielo (concepción visual de sobresaliente en un ejercicio de ir aún más allá) o la sopa gelatinizada de pollo y coco thai.

Sigue el hummus de alcachofa, el increíble logro del bogavante curado en agua de mar con su sopa de coral (maravilloso) o el canapé de wagyu con trufa negra y foie gras. Uno de esos bocados que se te clavan en el alma y el recuerdo, confirmación de que el menú avanza y la sensación de no tener límites se completa. Adrià maneja las calorías, la ligereza de los platos y su composición final como si de una obra efímera se tratara….con una sutileza y liviandad únicas. Los guisantes a la brasa con suero de mozzarella provocan emoción y el kuzusuizen con salsa de calamares en su tinta la confirman. Es un maravilloso genio.

La secuencia de liebre en tres pases confirma y culmina el menú que alcanza en los postres otro nivel digno del escogido mejor pastelero del mundo años a….Tarta de mandarina, coco liofilizado, hoja crujiente de shiso con sorbete de naranja, nube cítrica con manzana caramelizada….Otro nivel. Otra dimensión. Un espectáculo con fuegos artificiales.

Abierto los mediodías de los viernes y en servicio de cenas, Enigma emociona, convence y constata que @albertadriaprojects is back….La estima personal que le profesamos (además de excelente chef es un tío magnífico) es proporcional al respeto profesional que le tenemos. Maestro de maestros y humilde apellido ilustre que suma a su incansable lista de aciertos el de hacer lo que le gusta, lo que le apetece y, sobre todo, lo que le emociona….Es un ORGULLO ser partícipe de su momento personal más brillante y un HONOR poder compartirlo con él y los suyos…

Bienvenidos al maravilloso mundo de los pequeños bocados y las grandes emociones.


Brings back the philosophy of El Bulli’s snacks.

Albert Adrià is a standard bearer — a singular path, a legacy. It’s a story of contemporary creative cuisine. He used to be the “brother of” and now he is forging his own road, full of successes and a few shortcomings, leaving visible and necessary markers along the path to pleasurable comfort. Family and future. Contentment and bravery. All this plus his vast knowledge of the medium, the product, and techniques make the new Enigma an essential visit for anyone who loves modern gastronomy.

Albert navigated the uncertainty of how to be reborn. We’ve all felt it before at some point. But sailing in seas of concern and doubt only serve to reaffirm personal options and career paths in their strengths and conviction. That’s the case here.

Enigma is back in flight. It’s more than ready. It’s an essential bastion of the Catalan gastro scene. Steering the ship is an Albert who’s confident, proud, mindful, and fully committed to an effort that’s already bearing fruit. The menu is delicate, sensible, and light. There’s nothing else like it — an unforgettable meal.

The wonderful and efficient Xavi Alba leads a team in the dining room that moves assuredly through a space that maintains its futuristic feel and its eclectic and distinctive décor. It’s a universe in stereo where conviction is delivered in the bites, those tiny jewels on the table. The meal opens ephemerally with the liquid ravioli, the orange and wasabi jelly, the basil air waffle with pistachio cream, the water skin turnover with corn foam, and the nitro cloud. They are ethereal but deliver an intense flavor that lingers on the palate.

The festival continues with the squid, the soy milk burrata with baby fava beans and black truffle (delicious!), the tuna tartare with sea urchin and ice sashimi (excellent visual conception in an exercise of taking things past their limits), and the gelatinous Thai chicken and coconut soup.

These are followed by the artichoke hummus, the incredible achievement of the lobster cured in seawater with a soup of its coral (marvelous), and the Wagyu beef canape with black truffle and foie gras. It’s one of those bites that stick in your memory and your soul, progressing the menu and providing a feeling of unboundedness. Adrià watches the calories, and the lightness of his dishes, and their final composition — as if an ephemeral work — is achieved with singular subtlety and levity. The grilled peas with mozzarella whey build excitement and the “kuzu suizen” with squid ink sauce confirms it. He is a wonderful genius.

The sequence of hare in three courses culminates a menu in which the desserts reach new heights worthy of someone who was chosen as the World’s Best Pastry Chef years ago. Mandarin tart, freeze-dried coconut, crispy shiso leaf with orange sorbet, citric cloud with caramelized apple. It’s next-level. Another dimension. A fireworks show.

Open for lunch on Fridays and dinners, Enigma excites, impresses, and proves that Albert Adrià (@albertadriaprojects) is back. The personal esteem we hold him in (in addition to being an excellent chef he’s a great guy) is proportional to our professional respect for him. He’s a master of masters with a humble illustrious surname and a tireless list of successes that now include doing what he likes, what he prefers and, above all, what excites him. I’m so PROUD to participate in his most brilliant personal moment and HONORED to be able to share it with him and his loved ones.Welcome to the wonderful world of small bites and enormous emotions.