Alabaster, Madrid. Con tradición e historia gallega en sus orígenes este restaurante en la Calle Montalbán de la capital aúna producto y renovación. Clasicismo y modernidad. Tradición y vanguardia.

Con barra y buen servicio

Con una carta de vinos excelente el local ofrece un primer paso dónde poder comer de forma más informal en mesas altas y una sala de gran elegancia y porte, sin rozar para nada la sofisticación o el exceso. Arrancamos la comida con unas deliciosas croquetas de mejillón tigre. Es una comida familiar así que nos decantamos por compartir unos primeros, todos a la altura y corrección.

Los segundos, de todo tipo. El carpaccio de pulpo con arroz meloso en su punto, la merluza de pincho con pil-pil de lima limón jugosa y fresca y el steak tartar de solomillo de vaca de rubia gallega (como no, mi elección) sabroso y en su punto justo de picante. Pero no de los mejores que he probado…
Los postre muy acertados. A destacar la estupenda la selección de quesos.

Un restaurante que yo recomiendo para un ágape familiar, tranquilo, sin prisas y para poder disfrutar de la compañía alrededor de una buena mesa. No quedará en la memoria como un imprescindible, pero no defraudará.


Alabaster, Madrid. With the tradition and history of Galicia in its roots, this restaurant on Madrid’s Calle Montalbán oozes product and renovation. Classicism and Modernity. Tradition and the Avant-garde.

With a bar, good service

Boasting an excellent wine menu, the place offers a more informal area at the front where people can eat at high tables, as well as an extremely elegant and large dining room, without verging on too much sophistication or excess. We begin the meal with some delicious tiger mussel croquettes. This is a family meal, so we decide to share some appetizers, all of which are on par and correct.

Our second courses are varied. The octopus carpaccio with creamy rice is perfectly cooked, the hake with lemon-lime pil-pil sauce is juicy and fresh and the filet mignon steak tartare made with Galician rubiabeef (my choice, of course) is flavorful, and perfectly spiced – though not one of the best I’ve ever had. The desserts are very good. One of the highlights was the fantastic cheese selection. A restaurant that I would recommend for a relaxing family feast, and to enjoy good company around a well-appointed table. It won’t make a lasting impression as a must-visit, but it won’t disappoint.