Salir en TV no lo es todo. Un gran programa de impecable factura y excelente audiencia puede ser, en muchas ocasiones, la mejor tapadera para encubrir una no tan notable maestría en los fogones… no es para nada el caso…
Reformado. Excelente cocido en secuencias
Pepe Rodríguez, el más pragmático y tradicional de los 3 jueces de Masterchef demuestra que su presencia está harto justificada en el espacio.
El menú degustación ofrece un recorrido por lo más representativo de la gastronomía toledana y nacional: ajoblanco, cocido, lentejas, pisto, pulpo…
A simple vista podría tratarse de platos demasiado contundentes para cohabitar en un mismo ágape… y aquí surge el talento creativo y culinario de Rodríguez que ejecuta en espumas, aires, ligeras texturas, carpaccios, sutiles capas y crujientes acabados todas las creaciones para hacer mucho mas llevadero y agradable el recorrido.
Impecable el servicio en sala a cargo de Diego Rodríguez, hermano del chef, y rapidísima evolución en mesa con un in crescendo que nosotros culminamos con una tapa de callos (estos sí, en toda su esencia y materia) dignos de entrar en la terna ganadora de cualquier ranking madrileño… excelente comida en un local característico desde su puerta de entrada. Recomendable y necesario. Bravo.
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Being on TV isn’t everything. A great, extremely well-produced program and an excellent audience can be, in many cases, the best cover for a not-very-noteworthy skill in the kitchen. However, this is not the case here at all.
Renovated. Excellent cocido stew in stages
Pepe Rodríguez, the most pragmatic and traditional of the 3 Masterchefjudges, demonstrates with this space that his presence (on the show) is more than justified. The tasting menu offers a journey through the most representative gastronomy of both Toledo and Spain: ajoblanco, cocido, lentils, pisto, octopus – at first glance they might seem too hearty a selection to devour in one feast – and this is where the creative and culinary talent of Rodríguez comes into play. He uses foams, airs, light textures, carpaccios, subtle layers and crunchy textures to execute these creations, resulting in a journey that is much more agreeable and pleasant. The dining room service is excellent under the care of the chef’s brother, Diego Rodríguez, and the evolution on the table is incredibly fast, reaching a crescendo that we culminate with a tapa of callos (tripe) – this time in all of its glory and form – worthy of making the short-list on any Madrid ranking. An excellent meal in a space that is characteristic through and through. Recommendable and necessary. Bravo!