2 Estrellas Michelín y 3 Soles Repsol. Ubicado en un Cigarral, finca con zonas de recreo, huerto y hasta una ermita propia en Toledo.
Ésta es una de esas visitas que hacía años que deseábamos. Y que, llegado el momento, merece mucho más que un par de horas para la comida.
Os recomiendo fervientemente llegar con tiempo suficiente para dar un paseo por el maravilloso @cigarraldelangel, un lugar dónde todo vaticina y augura una gran ocasión. No en vano es lugar de bodas, celebraciones y eventos en un paraje único y singular.
El paseo reconforta, sitúa y enmarca un lugar memorable. Un sitio dónde el chef @ivancerdenolopez desarrolla su valía como chef desde que descubrió su pasión, quizás gracias a los olores y sabores que, dice, recuerda desde su infancia gracias a la pastelería que regentaban sus abuelas en Mocejón y el bar que marcó su niñez propiedad de su madre.
Comer en @restauranteivancerdeno requiere una liturgia previa que cumplimos y sorprende con un desarrollo mucho más informal y ligero que en otros restaurantes similares. Sentarse en un 2 Estrellas Michelín ya no tiene porque ser tedioso o insulso. Un menú puede reflejar el territorio, el sentido y la validez de un lugar en poco más de 2 horas y con un recorrido plagado de buenos momentos.
Así se inicia el Menú Memorias de un cigarral, con pequeños bocados a orillas de un Tajo como la tatín de alubias, el paté de pimientos verdes y salazones, el maíz de la ribera con trucha, el pastel de perdiz o el milhojas de pollo de corral. Una cocina que destila tradición en manos de un cocinero que sabe cómo vehicular una evolución natural en el plato sin desligarse de su historia. Ivan visita la sala en un par de ocasiones durante el menú, comandada de forma diligente y sutil por su mujer, Annika, discreta y elegante.
Llega el momento del monte y la mar, dónde Iván descubre el entorno en uno de sus puntos fuertes: la cocina de caza, setas, montaña y mar, liebres y verduras. Me enamora la coliflor con nueces y trufa blanca y distingue la tartaleta de setas de otoño, servida sobre piedras de río y con su caldereta y consomé. Y me deleito con el momento piñonada protagonizado por la anguila en salsa blanca. Delicioso, único… Sigue el jabalí con encurtidos y la liebre. Magníficos.
La parte dulce cumple con la calabaza asada, el queso con especias y azafrán y el mejor de los tres, la leche asada al palodú y pólvora de duque, una revisión de una antigua receta de la zona.
Ivan es buena gente. Nos lo cruzamos en eventos, cenas y lugares desde hace años. Y siempre desprende buen rollo, confianza, calidez. Un cocinero que cree en lo que hace y lo desarrolla de forma humilde y sencilla. Sin más. Pero cuenta con el reconocimiento de la profesión y de toda su legión de clientes. Entre los que ya nos encontramos…
2 Michelin Stars and 3 Repsol Suns. Located in a Cigarral, an event space that includes recreation areas, gardens, and even its own chapel in Toledo.
This is one of those places we’ve been wanting to visit for years. And once we did, we found that it deserved much more than a couple of hours for the meal.
I highly recommend arriving early enough to take a walk through the wonderful Cigarra del Angel (@cigarraldelangel), a place where everything foretells and promises a grand occasion. It’s no surprise that this unique and singular location is the site of many weddings, celebrations, and events.
The soothing stroll situates you in this memorable spot, where Chef Ivan Cerdeño (@ivancerdenolopez) has been developing his expertise ever since he discovered his passion, perhaps thanks to the aromas and flavors that, he says, he remembers from childhood. His grandparents ran a bakery in Mocejón and his mother owned a bar that marked his youth.
Dining at Ivan Cerdeño (@restauranteivancerdeno) requires some advance planning, which we did, and is surprisingly much more informal and breezy than in other restaurants of its kind. Sitting down at a 2 Michelin Star restaurant need not be tedious or bland. A tasting menu can reflect the land, the meaning, and the validity of a place in just under two hours with a meal filled with good moments.
The Memories Menu at this country estate begins with small bites on the shores of the Tagus River like the bean tart Tatin, the pâté of green peppers and salted fish, the riverside corn with trout, the partridge pastry, and the free-range chicken mille-feuille. It’s a cuisine that oozes tradition in the hands of a cook who knows how to deliver a natural evolution in his dishes without losing the connection to their history. A few times during the menu, Ivan visits the dining room, which is run with subtle diligence by his discrete and elegant wife Annika.
The moment of the surf ‘n’ turf arrives, where Ivan gets to show off one of his strengths: the cooking of game, mushrooms, mountains and sea, hare, and vegetables. I love the cauliflower with walnuts and white truffle; another standout is the autumn mushroom tartlet, served over river stones with stew and consommé. I delighted in the culminating moment of the eel in white sauce: delicious and singular. It is followed by the boar with pickles and the magnificent hare.
The dessert meets the mark with the roasted pumpkin, the cheese with spices and saffron, and the best of the three, the roasted milk with licorice and “pólvora de duque” spice blend, a version of an old local recipe.
Ivan is good people. We’ve been bumping into him at events, dinners, and elsewhere for many years. He always gives off a great vibe, confidence, and warmth. He’s a cook who believes in what he’s doing and does it humbly and simply. Without further ado. But he enjoys the recognition of his profession and of his entire legion of customers — which now includes us.