Dos plantas.

Este es uno de los grupos empresariales con mayores activos y más difusión de Madrid. El @grupo_carbon incluye a restaurantes como este del que hoy hablaré además de otros como los @castizomadrid abiertos en diferentes zonas de Madrid, @lafondalironda del que ya os he hablado en este espacio y otros de reciente creación y gran difusión como @fanatico.madrid

@restcarbonmadrid es siempre una buena opción. Es de esos lugares a los que apetece ir en cualquier ocasión porque en todas vas a quedar bien. Es un lugar de comer a diario, con una opción tan variada como completa para el comensal que deba repetir más de una vez en una semana. Es una opción fantástica para cenar con amigos, comer en família o tomar un vino. El lugar está fantásticamente bien ubicado en el barrio de Salamanca de Madrid, con una esquina amplia y diáfana que ocupa con 2 plantas, una gran barra central y una cocina dónde la brasa predomina dando calor y color al aromático conjunto. Una cocina a la vista que permite seguir en vivo lo mucho y bueno que ofrece Gonzalo Armas en sus fogones. Hay, además, una gran terraza que completa el conjunto.

@garmas2 pilota con maestría una cocina que se define como producto, respeto e innovación. Todo en la búsqueda de una renovación constante en una carta que, por amplia y variada, requiere de revisión permanente y contínua. Gonzalo trabaja con pasión, se nota. Y Carbón Negro se nutre de ese trabajo ofreciendo todo tipo de propuestas. Hay sugerencias del chef a diario. Siempre un plato de cuchara, siempre producto de temporada (ahora mismo guisantes lágrima, alcachofas, calçots, trufa….). Hay opciones de arroz, fideos, verduras, lonja, mariscos y, por supuesto, buenas carnes a la brasa. La propuesta se puede degustar con cócteles variados y siempre con la convicción de que hay para todos los gustos.

Revisables los fritos y rebozados, que deberían mejorar en ligereza y crunch, así como los buñuelos de queso a los que yo subiría aún más el sabor del lácteo sumando una variedad de mayor potencia que el Idiazábal para lograr un punto final más explosivo.

Buena cocción de las carnes, muy rica la ensaladilla y fantástico el steak tartar con ese maravilloso bol de patatas fritas que lo complementa y siempre acompaña.

Hay todo tipo de postres (muy bueno el arroz con leche y atención a la tarta de queso), todos caseros, y maravilloso el lugar, la decoración y el ambiente.


Two levels.

This is one of the biggest and most widespread business groups in Madrid. Grupo Carbón includes restaurants like the one I’ll be talking about today, as well as Castizo, with locations around the city, La Fonda Lironda, which I’ve already covered here, and newer hot spots like Fanático.

Carbón Negro is always a good option. It’s one of those places that’s perfect for any occasion. You could eat there daily, with a long and varied menu that stands up to multiple weekly visits. It’s a wonderful option for dinners with friends, family lunches, or to kick back with a glass of wine. The restaurant boasts a fantastic location in the Salamanca neighborhood of Madrid, with a wide and spacious corner layout on two levels, a large bar in the middle, and a coal-fired kitchen that adds warmth and color to the aromatic bouquet. It’s an open kitchen that gives you a front-row seat to the much and good Gonzalo Armas is cooking up. A sizable terrace that completes the space.

Armas masterfully runs a kitchen defined by product, respect, and innovation. It’s all in pursuit of constant renovation on a menu that’s so long and varied it requires continuous and permanent revision. Gonzalo works with passion, and you can tell. And Carbón Negro draws on that hard work to offer a wide range of menu options. There are daily chef’s specials. There’s always a stew of some kind, always seasonal products (right now it’s tear peas, artichokes, spring onions, truffle…). There are rice and noodle dishes, vegetables, fish and seafood, and of course good grilled meats. The food can be paired with a wide variety of cocktails for all tastes.

The breaded and fried dishes could be better, lighter, and crunchier, and I’d have upped the creaminess of the cheese fritters by adding something stronger than Idiazábal for a more explosive finish. The meats are cooked well, the Russian salad was delicious, and the steak tartare was fantastic — with that wonderful and always welcome fried potato bowl as the perfect complement.

There are homemade desserts of all kinds — the rice pudding was very good and don’t miss the cheesecake — and the location, the décor, and the atmosphere are wonderful.