3 Soles Repsol y 1 Estrella Michelín.
Casa de Menjars. Casa de comidas
Esta denominación, que tanto me gusta en catalán define maravillosamente bien lo que @alkimiarestaurant quiere ser. Eso sí. Con un marcado toque fresco, renovador y creativo que el chef @jordialk le impregna a cada una de sus elaboraciones.
El lugar encanta ya desde su llegada. Hay que llamar al primer piso de un edificio del barrio de Sant Antoni en Barcelona. Los neones en colores flúor protagonizan el descansillo de la escalera, dónde se abre un piso señorial dividido en dos zonas, la abierta a la cocina y la del fondo. Dos conceptos en un espacio. @alkostat es la propuesta más informal, de diario y “casolana” del lugar. Alkimia es un referente en el mapa gastro catalán.
Con 1 Estrella Michelín y 3 Soles Repsol el restaurante sorprende por su diseño, estética e implantación (hasta el traje futurista del servicio parece jugar al descoloque del comensal) pero convencen en su fondo, objetivo y resultado.
Jordi lo tiene claro. Buena cocina, buenas recetas y buen producto de mercado. Innovación, creatividad al servicio del producto que manda en el plato. Y mucha cocina de chup-chup, de horas al fuego y de tradición catalana.
Recibe Sonia en sala y presentan el menú, único degustación en esa parte del restaurante. Predomina claramente el pescado en su desarrollo. Los bocados crudos del arranque, la ostra con huevo, las cocohas con “mongetes del gpanxet” (judías blancas), el suquet blanco con erizos y caquis, la alcachofa rellena con tartar de ventresca de atún, erizo y caviar….Delicia el tuétano con patata y máximo esplendor en el “mar i muntanya” que logra con la langosta con pollo a l’ast, una delicia, y el cordero final, en su punto, jugoso y tierno. Servicio presto y diligente, que se adapta perfectamente a la petición individual y no pierde el ritmo ni la disponiblidad en ningún momento. Jordi trabaja minucioso y discreto desde cocina, su universo. Un perfil bajo que siempre ha mantenido y que le sitúa entre los chefs con menor proyección mediática pero más reconocimiento. Leo en varias entrevistas en las que me documento para cada post que sufrió neumonía bilateral en la pandemia y que ha superado ya 2 infartos cerebrales. Aplaudo sus últimas declaraciones en las que prioriza el tiempo con los suyos y su salud al ritmo frenético del restaurante…pero allí está. Tratándose incluso de un día festivo…
Los postres siguen al mismo nivel. La pera escalibada, el caqui con “menjarblanc” (crema dulce con canela y piel de limón) y el fondant de chocolate con helado de ciruela escabechada. Fantásticos.
Reconozco mi debilidad por estos lugares. Y declaro mi gusto por la tradición de la comida catalana, que se acentúa incluso en el caso de mi compañero de mesa y de vida @carloslatre.
Un lugar que rezuma tradición y huele a escalibada y brasa. Que defiende la cocina de siempre como seña de identidad y bandera. Que, en mi opinión, merecería una revisión profunda por parte de la Gala Michelín para lograr una segunda Estrella que, como referente que ya es, merece sin duda.
3 Repsol Suns and 1 Michelin Star.
“Casa de Menjars.” This Catalan name for an eatery that I like so much wonderfully defines everything Alkimia (@alkimiarestaurant) strives to be. That, plus the noticeable fresh, innovative, and creative touch Chef Jordi Vilà (@jordialk) infuses into each of his dishes.
The place is charming from the start. You have to ring the bell for a first-floor flat in a building in the Sant Antoni neighborhood in Barcelona. Fluorescent neon colors dominate the stair landing that leads into a stately apartment divided into two areas: one open to the kitchen and one in the back. Two concepts in one space. Alkostat (@alkostat) is the more informal, everyday option. Alkimia is a benchmark on the Catalan gastro map.
With 1 Michelin Star and 3 Repsol Suns, the restaurant surprises you with its design, aesthetic, and execution (even the futuristic service uniform seems to play at disorienting diners), but its essence, objective, and results are convincing.
Jordi is clear about what he wants: good food, good recipes, and good market products; innovation and creativity in the service of the product — which is what determines each dish.; and lots of slow-cooked food, hours on the stove, and Catalan tradition.
Sonia greets you in the dining room and they present the tasting menu, which is the only option in that part of the restaurant. Fish is clearly the through-line: the initial raw bites, the oyster with egg, the fish cheeks with “mongetes del gpanxet” (white beans), the white stew with urchins and persimmons, the artichoke stuffed with tuna belly tartare, urchin, and caviar. The marrow with potato is a delicacy and the surf ‘n’ turf achieves maximum splendor with the delicious lobster and roast chicken. The final course of lamb is perfectly cooked, juicy, and tender.
The service is prompt and diligent, seamlessly adapting to individual requests, and maintains its pace and availability at all times. Jordi works meticulously and discreetly from the kitchen, his universe. It’s a low profile he’s always maintained and that places him among the chefs who have less media exposure but more acclaim. Among the many interviews I read for each post, I’ve seen that he suffered bilateral pneumonia in the pandemic and that he’s had two strokes. I applaud his recent statements in which he prioritizes time with his loved ones and his health over the frenetic pace of the restaurant…but there he is. Even on a bank holiday…
The desserts are up to par: the roasted pear, the persimmon with “menjarblanc” (sweet cream with cinnamon and lemon rind), and the chocolate fondant with pickled plum ice cream. Fantastic.
I’ll admit my weakness for these types of places. I’ll state my fondness for the tradition of Catalan food, which is even stronger in the case of my partner in life and in dining Carlos Latre (@carloslatre). It’s a place that oozes tradition and smells of grilled vegetables and coals, and that advocates for classic cuisine as its hallmark and banner. In my opinion, it deserves a thorough review from the Michelin Guide to earn a second star which, being the benchmark it now is, it certainly deserves.