Estaba en mi lista de pendientes desde hacía mucho tiempo. Quizás fue la impaciencia por probarlo, la hora escogida o la ávida lectura de muchas y previas recomendaciones y críticas gastronómicas, pero en esta ocasión La Gormanda dejó mucho que desear en mi primera visita.
Platillos creativos y con menu de mediodía
Carlota Claver, chef y alma mater del restaurante, tiene escuela y se nota. Aplica nuevas cocciones y elaboraciones culinarias a productos tradicionales y recetas de la cocina catalana de toda la vida… Curtida en los fogones de Alba Granados y Alba París (de su familia) ofrece en este pequeño local de l’Eixample de Barcelona su personal visión de la cocina.
Lo demuestra en el canelón de pato con boletus y foie o el huevo a baja temperatura con galeras, vieiras y setas de temporada pero se queda a medio camino con las gyozas de carn d’olla (falta de consistencia de sabor y untuosidad) o los postres, sin demasiado a destacar. Correcto el steak tartar.
Me gusta la idea y el trabajo pero me quedo con ganas de riesgo, de apuesta, de explosión o de sello propio. Quizás sea sólo cuestión de tiempo.
It had been on my “to-do” list for a long time. Perhaps it was my impatience to try it, the time of our booking, or having avidly read so many recommendations and reviews beforehand, but La Gormanda left a lot to be desired on my first visit.
Creative small plates with a mid-day set lunch menu
Carlota Claver, the chef and creative force behind the restaurant, has the chops and it shows. She applies new cooking techniques and preparations to traditional products and standards of Catalan cuisine. Having come up in the kitchens of Alba Granados and Alba París (owned by her family) she now presents her personal vision of food at this small establishment in the l’Eixample district of Barcelona.
It shows through with the duck cannellone with boletus mushrooms and foie, and with the sous vide egg with mantis shrimp, scallops and seasonal mushrooms; but not as much so with the carn d’ollabeef potstickers (lacking consistency of flavour and creaminess) and the desserts, none of which deserve special mention. The steak tartare was done right.
I like the idea and the effort but I would have appreciated more risk-taking, commitment, explosion or identity. Maybe it’s just a question of time.